Blogia
APUDEPA

Fronteras en el Poblenou, por Josep Maria Montaner

Fronteras en el Poblenou, por Josep Maria Montaner

Por su altísimo interés, publicamos a continuación el artículo de Josep Maria Montaner, catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, publicado por el diario El País en su edición catalana de hoy. Desde APUDEPA, simplemente, nos gustaría añadir que, de llevarse a cabo los proyectos para la Escuela de Artes y gracias a la destacada labor de la Diputación General de Aragón, Zaragoza va a arrebatar a Barcelona el grandísimo honor de tener el peor edificio de Herzog & De Meuron.

Fronteras en el Poblenou, por Josep Maria Montaner (El País, edición Catalunya, 17 de julio de 2007)

La nuestra es una sociedad de fronteras. Posiblemente hace siglos que lo es, pero ahora son muy distintas. Hoy las fronteras parece que se desmaterialicen, pero en realidad se trasladan; en algunos casos se crean y refuerzan de manera muy manifiesta -como en los aeropuertos y otros sistemas de transporte rápido- o de manera muy dramática, como el gran muro que atraviesa y divide los territorios palestinos, la frontera entre México y Estados Unidos o el sistema de alambradas en Melilla. Y cada vez más son fronteras calientes, a punto de ser desbordadas. De ello trata con lucidez la exposición Fronteras en el CCCB, de visita imprescindible.

Al mismo tiempo se levantan fronteras absurdas, evitables e innecesarias como el Parc Central del Poblenou, proyectado por Jean Nouvel, uno de los mayores despropósitos de la Barcelona contemporánea. Está visto que estamos recogiendo los epígonos de grandes figuras: ya en ocasión de los Juegos Olímpicos recolectamos uno de los peores Álvaro Siza Vieira -la estación meteorológica de la Vila Olímpica-; tenemos el peor Herzog y de Meuron de la historia, la vergüenza discotequera del edificio Fórum; David Chipperfiel está llenando la ciudad de grandes cajas con sus paneles prefabricados de hormigón coloreado y sus agobiantes ventanas repetitivas, y estamos asistiendo, de manera impasible, a la decadencia de Jean Nouvel.

En París, a principios de los noventa, Nouvel realizó una obra modélica, la Fundación Cartier en el bulevar Raspail, que se levanta sobre una estructura liviana y está configurada por paneles de cristal para favorecer la visibilidad, juegos de transparencia y sensación de ligereza. Este parque barcelonés, en cambio, es un cultivo de barreras: unos muros de hormigón, hechos con encofrado de cañas, que hipócritamente se van a ir cubriendo de vegetación, con unos arcos que se dice están inspirados en Gaudí, aunque les falta su belleza, su razón estructural y sus valores simbólicos. No sólo se trata de una obra de mal gusto, que potencia la división y la fragmentación, sino que el parque incumple los criterios más básicos de seguridad, adecuación y comodidad para uso libre, igualitario y sin discriminación de género. Un parque ha de ser lo más abierto, accesible y visible posible; y lo absurdo es concebir un espacio público como recinto cerrado y amurallado, escondido y con poquísimas entradas.

Es absurdo porque al compartimentarlo se exageran la división y los límites de un parque que debería haber sido mayor y más unitario, sin tantas calles que lo atravesasen y con voluntad de infiltrarse en el recinto de Can Ricart. Y no es que Nouvel no lo haya pensado bien o se haya precipitado: ha realizado tres proyectos y, harto de que se le introdujeran tantos cambios, ha decidido no proyectar un parque, sino una serie de recintos, planteando un experimento para comprobar hasta dónde resiste la ciudadanía en un espacio de dominio y hasta dónde puede llevar pervertir los criterios razonables de un espacio público. Se plantea así una estrategia de la ocultación: se ocultan la central de recogida neumática y los servicios de mantenimiento con muros altísimos y taludes; se ocultan el parque con muros; se ocultan los muros con flores; en definitiva, se oculta el barrio con el parque. Con unos muros que hubiera estado mejor que albergasen la biblioteca que hace años reclaman los vecinos de Poblenou. Y una agresión al contexto que tiene un precedente en la violencia como otra obra de Nouvel, la Torre Agbar, se entrega con el espacio público que le rodea.

Y una vez inaugurado, ¿cuánto tiempo va a durar antes de que se deban reparar estos errores? Ya se han tenido que cerrar por reformas, por deterioro y por mal funcionamiento, dos parques de la era olímpica, muy cerca del Parc Central: el de Glòries y el del Bosquet Encantat. ¿Cuántas veces se ha tenido que cerrar el Central Park de Nueva York en 150 años por problemas de funcionamiento? Si el problema es el deterioro físico, mal por haber realizado obras públicas con una vida útil de 15 años. Y si el problema son los defectos de diseño, ¿por qué no se ha aprendido de estos dos fracasos en casos tan cercanos?; ¿por qué no se valora la experiencia y calidad de nuestros paisajistas, que hace años proyectan unos magníficos parques metropolitanos? Véase la reciente monografía del Área Metropolitana de Barcelona/ Mancomunitat de Municipis titulado Espais metropolitans 2000-2004, con parques de Isabel Bennasar, Carlos Llinás, Claudi Aguiló, Jordi Enrich, Montserrat Periel y otros. Entonces, ¿por qué se ha promovido que Nouvel realice este parque tan impactante y, a la vez, antisocial?

La Ley de Barrios establece en su punto 6 el baremo de la igualdad de oportunidades, sin discriminación de género, en el acceso a los equipamientos y espacios públicos. Casi todos estos parques metropolitanos lo cumplen. El Parc Central del Poblenou, en cambio, es un ejemplo de todo lo que la ley quiere evitar: un espacio público de escasa visibilidad y accesibilidad. Estamos en una época en la que se está aprendiendo a diseñar espacios públicos en los que se tenga en cuenta a las mujeres, con lo cual las mejoras son para todos, desde los niños a los ancianos, unos lugares mas igualitarios y confiados.

Recreación de las murallas de los barrios cerrados, de los resorts y de las urbanizaciones, miniatura de los muros de Sharon en Palestina, el Parc Central del Poblenou se levanta como manifiesto del urbanismo del absurdo y del despilfarro, como provocación a un silencio cómplice que se produce en esta ciudad de nuevos ricos que, después de tantos prodigios, está ya definitivamente anestesiada.

 

9 comentarios

Discordia -

¡Esto sí es interesante!. Ánimo, queremos mássssssssssss. Buen fin de semana. Relajaos un poco o corremos el peligro de desfallecer.

Josita -

Debería de haber debate pero no lo hay en esta comunidad y me pregunto por qué.
La defensa de obras monumentales lo auspició la propia Academia de San Fernando a finales del siglo XVIII y la Comisión de Monumentos catalogó como primer monumento nacional a la catedral de León en 1845. Más de 150 años y el concepto de patrimonio va modificándose en la Carta de Atenas, 1931, Carta de Venecia, 1964 y en la Carta del Patrimonio Arquitectónico (Amsterdam 1975), referentes fundamentales en la conservación del patrimonio a nivel mundial. Estos y otros muchos datos son objetivos porque de ahí nacen nuestra legislación actual en materia de patrimonio. Ahora bien si no se quiere ver... y el patrimonio depende del político de turno... pues caciquismo al canto.

Desde el Blog de APUDEPA -

Estimado Fernando:

Efectivamente, como dices, el generar debate ya es algo en esta tierra ardua. APUDEPA ni quiere ni puede recibir aplausos unánimes para todas sus propuestas. Pero la objetividad, en algunos casos, la marca la ley y los tratados y cartas internacionales (que se aplican en la Europa civilizada, véanse la Carta y la Declaración de Ámsterdam). De todos modos, para seguir con este interesante debate, queremos citarte algunas actuaciones de APUDEPA en que no hay ni un sólo gramo de subjetividad: APUDEPA jamás (puedes ir a las hemerotecas) ha enjuiciado como Asociación la valía estética del proyecto Herzog y De Meuron para la Escuela de Artes. Ha dicho, simplemente, que es ilegal. y eso es tan objetivo como tomar el Catálogo de Edificios de Interés del Ayuntamiento que, en ese edificio, obliga a conservarlo en su integridad. En el caso del Fleta, APUDEPA pide que se conserve el edificio, que es lo que manda el PGOU de Zaragoza y, por tanto, la Ley. Y en el caso de Canfranc, APUDEPA no ha enjuiciado el valor de la reforma. Sólo esgrime argumentos legales y puramente objetivos. Las opiniones sobre la plaza del Pilar, sobre este edificio o aquél otro, sobre esta calle y ese jardín, las damos en privado o, como mucho, en artículos de opinión. Pero nunca hemos ido al juzgado por ello. Seguro que ofrecemos la imagen de "supertacañones", pero te aseguramos que nuestras actuaciones se basan en el 95 % de los casos en la defensa de la Ley. Un saludo, desde el Blog de APUDEPA.

Fernando -

Por poner un ejemplo concreto: La Plaza del Pilar: he oido a dos arquitectos, ambos de renombre, uno alabar los espacios y la reunión de estilos sin estridencias, mientras otro despotricaba de la falta de criterio unificador y de estridencias.

En fin, que os veo valor como vigilantes (como los interventores de las elecciones), pero tengo la impresión de que en muchas de las cosas por las que APUDEPA protesta, lo único que me queda claro es que a APUDEPA no le gustan, pero no me queda tan claro que la opinión de APUDEPA sea la única, ni la que se debe seguir, ni siquiera la mejor.

Lo dicho, lo que os valoro es que sois capaces de atraer la atención sobre temas y generar debate.

Discordia -

¡Qué daría yo para que otras voces se unieran a este blog!
Del dialogo (convergente o divergente), siempre sale luz. Pero no, hay otros blogs mucho mas "guais", seguro que V. Beckham, o como se escriba, tiene uno...

Josita -

Me parece muy interesante todo lo que dice Montaner y ya es valiente este arquitecto de decir todas esas cosas por lo que señalaba antes del coro de papanatas. Más de algún disgusto tendrá porque al poder las críticas no le gustan nada. Profesor Montaner: ánimo y a no desmayar.

Josita -

Fernando, la opinión debe sustentarse en razones porque si no es un bla, bla, bla, insoportable que hace mucho daño a la sociedad y crea coro de pananatas que están a la que salta para sacar "tajada".
Desde el nacimiento del movimiento moderno la formación arquitectónica ha dado la espalda a la historia del arte y especialmente a la arquitectura histórica. Es una pena en un país como el nuestro que tiene tanta historia arquitectónica. Debería enseñarse. Una coa que no se conoce no se valora y eso ya lo dice el arquitecto e historiador de la arquitectura D. Fernando Chueca Goitia en su libro,que a mi me parece muy interesante, y que plantea todas estas cuestiones: "La arquitectura placer del espíritu. Ensayo de sociología estética". El Comienza así: "Vivía en nuestros días un viejo maestro que había practicado la arquitectura, que sentía entusiasmo por su ejercicio y que a la vez luchaba y pugnaba contra una sociedd que no le comprendía y a la que él tampoco se sentía ligado... Con él convivían varios discípulos que le consideraban y que no conformes con todas sus ideas le respetaban por su bien ganada autoridad"... Es un diálogo de tipo platónico y a mi me ha servido para entender el desencuentro entre unos y otros. Que ya es mucho o a mi me lo parece. Un saludo.

Desde el Blog de APUDEPA -

Estimado Fernando:

Te agredecemos mucho que leas el Blog y que ofrezcas tu opinión a todos los lectores. Coincidimos contigo es que muchos asuntos presentan una gran dosis de subjetividad. Para ello ha nacido este blog, para que podamos compartir opiniones desde el máximo respeto, y reflexionar todos juntos, desde la convergencia o la discrepancia. Con comentarios como el tuyo vamos cumpliendo el objetivo. Es la postura de la Asociación, sin embargo, que sí que hay en este mundo cosas objetivas: muchas de ellas las manda la Ley, y eso sí que es profundamente objetivo. Pero, efectivamente, en muchos otros campos el debate está abierto. Celebrémoslo, en la medida de nuestras posibilidades, aquí, en el Blog de APUDEPA.

Fernando -

Por lo que voy viendo con el tiempo, el problema que tiene la arquitectura es que no es una ciencia: al ser un arte es cuestión de opinión y de sensibilidad. Y pocas cosas tan subjetivas como unas y otras. Muy pocas cosas ponen de acuerdo a los críticos (esas cuatro que se catalogan de sublimes). Para el resto, la discusión es estéril: el que tiene el poder aplicará su sensibilidad, y su opinión. Y si esta es singularizarse con algo opuesto a la norma como paradoja, lo hará.

En fin, que leo hace tiempo vuestro blog, oigo y trabajo con arquitectos, y lo que voy viendo es que todo este mundo es relativista a tope.