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"Crisis de Ideas", por Ángel Garcés Sanagustín

"Crisis de Ideas", por Ángel Garcés Sanagustín

Foto Wikimedia. "Tan aguda es la falta de ideas que los poderes públicos siguen empeñados en adoptar medidas que permitan volver a inflar la burbuja. El problema radica en que ya no queda jabón" . Artículo publicado por el diario Heraldo de Aragón  en su edición de 23 de febrero de 2009. Ángel Garcés San Agustín es profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza.

PARA el pensamiento aristotélico, idiota era el hombre apolítico, el que se desvinculaba de losproblemas de la polis, el que renunciaba a su integración en la comunidad, el hombre indolente que renunciaba a ser ciudadano. Algunas manifestaciones de nuestra idiosincrasia y algunas expresiones del idioma español muestran una secular decantación por la idiotez, en el sentido primigenio del término. La historia de España está marcada por la creencia de que el poder, sea cual sea su naturaleza u origen, proveerá. No en vano, subsidiados y rentistas hanconstituido las clases que han vertebrado el país. Al fin y al cabo, España creyó nacer cuando se celebraron los esponsales entre un proyecto nonato de santa y un consumado mercader. De ahí que hayamos aportado dos géneros a la literatura universal: la mística y la picaresca. Aunque esta última nos ha ofrecido mejores obras y resultados, tanto en la ficción como en la realidad política.

Padecemos un sistema que fue genialmente calificado como democracia de behetría. La behetría era un régimen medieval por el que se permitía a las poblaciones o señoríos elegir a su señor. Y algunos creen que la democracia consiste en elegir  cada cuatro años al señor que nos proveerá de lo necesario y nos protegerá de los avatares del destino. Por otro lado, la financiación irregular y la escasa ó nula democracia interna dé los partidos desvirtúan la naturaleza apriorísticamente democrática del sistema. Es más, actualmente, la democracia de behetría nos permite elegir a los diferentes mandamases de los señoríos, merindades, baronías y ducados en que hemos dividido nuestro vasto y despoblado territorio. Y para ello hemos dotado a cada señorío de unos privilegios propios y específicos, con sus correspondientes cotos de caza, y también de un gobierno especialmente empeñado en retribuir la fidelidad del cortesano y la lealtad perruna del súbdito.

Sin embargo, todo iba relativamente bien hasta que estalla la crisis y se pone de manifiesto el páramo intelectual en el que nos hallamos. Porque la crisis que padecemos es también, y fundamentalmente, una crisis de ideas. Tan aguda es la falta de ideas que los poderes públicos siguen empeñados en adoptar medidas que permitan volver a inflar la burbuja. El problema radica en que ya no queda jabón. Y ahí están nuestros próceres con esa pose de estulticia que queda cuando uno intenta sin éxito recrear la hueca esfera de una pompa de jabón. Hasta hace poco, el dinero fluía incesantemente de arroyos y acuíferos subterráneos.

Eran tan abundantes sus caudales que estaba perdiendo su valor. Y era necesario alumbrar un período de sequía para que el vil y codiciado metal volviera a convertirse en un bien escaso al que solo unos pocos pudieran acceder.

Pero, ¿cómo hemos llegado a esta situación? Tal vez haya que recordar que, primero, pregonaron el crepúsculo de las ideologías. Luego relegaron los ideales al ámbito del ilusionismo. Y ahora descubrimos que ya no quedan ideas, que solo persisten las consignas que generó la inercia del pensamiento único.

De ahí que, para afrontar la crisis, los Gobiernos, tan preocupados por alcanzar la paridad de género, deban mostrar el mismo  ahínco en reservar cuotas para dar cabida a la inteligencia. Por ello, debemos volcarnos en fundar la España ideocrática, tan vituperada durante siglos, y superar nuestro ancestral declive hacia la idiotez. Al fin  y al cabo, solo un nuevo aluvión de ideas y la empatía hacia las víctimas de la crisis podrá devolvemos al deseable estado de animales políticos y sociales.

5 comentarios

Anonimo -

Excelente articulo, de Garces, tanto en el fondo como en la forma. Muy buen articulista y docente. Un saludo

Josita -

Ah, que bonito argumento: "la empatía hacia las víctimas de la crisis" que dice Garcés, establecer la ideocracia frente a la idiotez.

Marianin -

Brillante y lírico, Ángel.
Estoy totalmente de acuerdo con el Mestizo, ideas haberlas haylas, pero la dinámica impuesta por la “Cultura del Bienestar” o como dice Ángel viviendo en una “Democracia de Behetría” ha dejado la fontanería de la casa sin cañerías.

Curiosa -

Me alegro mucho de la existencia de ideas en la base pero si no pueden emerger, no afloran, y todo se vuelve consignas, como dice el autor, ¿qué se puede hacer? ¿hacia dónde vamos?. Por lo demás, el artículo de Garcés me ha parecido brillante.

Mestizo -

No hay crisis de ideas, hay ceguera y sordera de los partidos. Se mezcla muchas veces el concepto apolítico y el concepto apartidista y no son lo mismo. Los partidos son estructuras de poder que pervierten muchísimas veces las estructuras organizativas civiles, que es de dónde surgen las ideas. Ideas hay, y muchas, pero las estructuras de poder no dejan que lleguen a los órganos de decisión.
Salud