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“El com, el pedrís, la pleta: sobre el lugar pirenaico” por Rosa Bertran

“El com, el pedrís, la pleta: sobre el lugar pirenaico” por Rosa Bertran

Lugar de Reguard, perteneciente al municipio de Senterada (Pallars Jussá). Mayo 2009. Fotografía de Rosa Bertran. APUDEPA tiene el gusto de presentar este artículo de Rosa Bertran, joven arquitecta por la Universidad Politécnica de Cataluña, en relación con la situación actual de muchos lugares del Pirineo y del Alto Pirineo catalán en concreto.

 

Com: (catalán) recipiente de piedra o madera utilizado para dar de beber o comer a animales o como lavamanos.

Pedrís: (catalán) Banco de piedra o de ladrillo.

Pleta: (catalán) Lugar cerrado donde se guarda el ganado que pasta en el campo o en la montaña.

Ningún territorio catalán está siendo tratado con tanta irresponsabilidad y desconocimiento como las comarcas del Alto Pirineo y Arán.

La destrucción del paisaje, como consecuencia de la construcción indiscriminada de los últimos años en la costa, nos debería haber servido de lección para que no se volviera a producir en la montaña.

Hasta hace poco, las comarcas de montaña, habían quedado al margen de la construcción sin criterio. Ahora, debido a la inviabilidad económica de nuevas promociones en zonas más explotadas, a la permisividad (o inexistencia) de instrumentos de planificación urbanística y a esa nueva tendencia llamada ecoturismo, estos territorios ya se ven amenazados por ella.

En este artículo, nos centraremos en una zona donde la situación es particularmente grave, la comarca del Pallars Jussà, donde el turismo es aún un fenómeno relativamente nuevo y que debe convivir con una tradición agrícola y ganadera muy arraigada. Sin embargo, la transformación que allí ocurre puede encontrarse en otras zonas rurales del Pirineo catalán y aragonés.

El Pallars Jussà, está regulado mediante el Plan Territorial Parcial del Alto Pirineo y Arán, aprobado definitivamente por el Gobierno de Cataluña el 25 de julio del 2006. Su ámbito de aplicación son las comarcas de la Alta Ribagorza, Valle de Arán, Pallars Jussà, Pallars Sobirà, Alto Urgell y la Cerdaña. Este, establece la necesidad de un equilibrio territorial que sitúe el índice de población alrededor del 7,00% el año 2020 (la tendencia actual es del 4,00%) y define como estrategia fundamental el aprovechamiento de los potenciales endógenos.

La comarca en que nos centramos no dispone de un Plan Director Urbanístico que regule qué forma tomará ese reequilibrio. A escala municipal, excepto Tremp, el único instrumento que existe es una delimitación de suelo. Parece ser que este documento está actualmente en proceso de elaboración.

Sin embargo, si tomamos como referencia el documento análogo al Pallars Sobirà, aprobado provisionalmente en agosto del 2008, no podemos ser demasiado optimistas: el Plan, aunque bienintencionado, está cargado de definiciones genéricas y pocas regulaciones concretas, lo cuál lo convierte en un documento inocuo.

Este documento parece haber tenido muy poco en cuenta la red de pequeños núcleos diseminados, los cuales constituyen una parte fundamental del patrimonio histórico y paisajístico y que, vinculados a centros de servicios como Sort, la Pobla de Segur o Tremp, han construido la estructura nodal de la comarca. Aldeas que actualmente están condenadas al abandono o a su desfiguración mediante segundas residencias u hoteles de nueva planta.

Gran parte de las aldeas del Pallars Jussà no disponen de las infraestructuras mínimas: redes de abastecimiento obsoletas, teléfono en función de móviles personales o alumbrado insuficiente, con el agravio de tener que caminar por suelos de sotos y zarzales. Las que han tenido más suerte y están siendo dotadas hoy de la pavimentación y alumbrado de sus calles, ven como vallas y bancos estandarizados sustituyen al com, el pedrís i la pleta, testimonios de los modos de vivir ancestrales.

Incluso así, todos ellos tienen ingredientes para acoger un turismo de baja intensidad. Porque se han implantado allí donde el territorio ofrecía condiciones más apropiadas: asoleo, tierras fértiles y manantiales de agua. Porque la protección frente a la dureza del clima se resuelve con muy poco: materiales del lugar y técnicas locales. Y porque a pesar de la escasez de equipamientos, el espacio público existe y se usa.

Estos lugares, históricamente más favorecidos por la naturaleza y la casualidad que por sus gobernantes, tienen sentido de unidad… sentido de unidad que falta hoy en muchos de los nuevos barrios y los nuevos poblados, donde espera a las nuevas generaciones vidas alienadas.

Por ello, en este momento en que están por definir las trazas que regularán a escala urbanística la comarca, es necesario más que nunca tener en cuenta esta red de municipios y aldeas.

Volviendo al objetivo de equilibrio económico que se reclama desde el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat, ¿Somos capaces de llegar a él con el planteamiento actual? ¿Es posible exigir a los municipios que velen por favorecer la segunda residencia de reutilización si su mayor fuente de ingresos son las licencias de obra? ¿Podemos cuestionar sus actuaciones si no disponemos de un documento que concrete lo que para nosotros es sentido común? O algo aún más inquietante: cuando se haya destruido el patrimonio, ¿Qué atractivo tendrá la zona? ¿Qué herramienta nos quedará para activar su economía?

Por todo lo expuesto, de acuerdo con el criterio de APUDEPA en relación con el desarrollo sostenible del medio rural, sería bueno:

-          La elaboración de un catálogo de núcleos rurales protegidos (ampliando la tendencia actual al inventario de edificaciones protegidas).

-          Actualización de los límites de los espacios naturales protegidos.

-          La redacción de un Plan Director Urbanístico para el Pallars Jussà exhaustivo y concreto (así como también la redacción de cuantos planes derivados sean necesarios para esta y otras zonas del Alto Pirineo y Arán), que se centre en la preservación de los potenciales endógenos y su explotación razonable.

-          La mejora urbana de estos núcleos para dotarlos de servicios de habitabilidad mínimos pero respetando su sentido de unidad.

-          Intolerancia administrativa ante la construcción sin permiso, sea cuál sea la calificación o propiedad del suelo afectado.

-          La intervención de las administraciones responsables en las decisiones de ámbito municipal, introduciendo criterios patrimoniales y ambientales.

Barcelona, mayo de 2009

 

 

 

3 comentarios

Carlos -

Me ha gustado mucho el artículo. Es cierto que ahora la presión se traslada a la montaña y a otras zonas menos asediadas por el momento. Felicidades a la autora!

Josita -

Me ha gustado mucho este artículo escrito desde el conocimiento y la sensibilidad. Mucho ánimo a su autora y joven arquitecta para seguir en este análisis que nos brinda y que nos llena de luz sobre un territorio tan afín y proximo al aragonés.

Carmencita Descalza -

Me parece muy interesante artículo. Especialmente me ha gustado la referencia a la forma de constituirse tradicionalmente en su materialidad el espacio libre de los pequeños lugares pirenaicos. Saludos y gracias a APUDEPA por tanta oferta bloguera...