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Elvira Adiego, Una vida dedicada a la ciudad

Elvira Adiego,  Una vida dedicada a la ciudad

Mucha profesionalidad, dedicación a la ciudad, sentido común y sencillez, eso y otras muchas cosas se desprende de una profesional experimentada  que deja por jubilación su trabajo de funcionaria arquitecta urbanista en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Casi cuarenta años de práctica urbanística  en Zaragoza y su estilo directo y sincero hace que sea esta entrevista de enorme interés. Leamos con detenimiento a Elvira Adiego que habla claro de los problemas de la ciudad,  esos que vemos los ciudadanos y que los responsables no quieren  aceptar. Adiego apuesta por el caso histórico como espejo de la ciudad la rehabilitación: rehabilitar y rehabilitar, salvar lo que queda, que queda muy poco, dice la arquitecta; cuidar los espacios vivenciales; cuidar los cascos históricos; habla claro cuando incide en la falta de interés de la propiedad que sólo tiene interés especulativo; no es partidaria de la Expo floral sino de preservar la huerta.

Nos preocupa mucho que en sus últimos párrafos concluya aludiendo a la falta de entusiasmo y participación en los movimientos ciudadanos;  que las leyes urbanísticas primen en el interés privado más que el público; en la multiplicación administrativa de tal forma que los profesionales dejan de identificarse con su responsabilidad en la ciudad; en  "que el urba­nismo integral, entendido como servicio a la ciudad, debe ser reinventado o resuci­tado, si ya los griegos y los romanos lo ha­cían tan bien..."

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Rasmia aragonesa

 

Elvira Adiego, "Una vida dedicada a la ciudad"

Por  Francisco Felipe Ayala en "La calle de Todos", abril 2009 (Revista de la FABAZ)

TRAS 38 AÑOS DE TRABA­JO ININTERRUMPIDO, LA ARQUITECTA y URBANISTA MUNICIPAL ELVIRA ADIEGO DEJA POR JUBILACIÓN EL AYUNTAMIENTO DE LA CIU­DAD. RESPONSABLE DU­RANTE SU ÚLTIMA ETAPA DEL SERVICIO DE PLANES INTEGRALES Y ESTUDIOS URBANOS, SOMOS MU­CHOS QUIENES LA RECOR­DAMOS POR SU ACTITUD SIEMPRE DISPUESTA A CO­LABORAR CON LOS COLEC­TIVOS SOCIALES Y CON LA PROPIA FABZ EN MÚLTI­PLES SEMINARIOS Y JOR­NADAS SOBRE LA REHABI­LITACiÓN DEL CASCO HIS­TÓRICO. ZARAGOZANA DEL POPULAR BARRIO DEL GANCHO (SAN PABLO), PRECISO ES DESTACAR SU RIGUROSA LABOR, DíA A DíA DURANTE ESOS LAR­GOS AÑOS, EN ESTUDIOS URBANOS Y COMO DEFEN­SORA DE UN CASCO VIEJO QUE PARA ELLA ES EL "ES­PEJO DE LA CIUDAD". SIR­VAN ESTAS PÁGINAS, ADE­MÁS DE PARA CONOCER SUS INAPRECIABLES OPI­NIONES SOBRE EL URBA­NISMO DE LA CIUDAD, TAMBIÉN COMO MODES­TO HOMENAJE Y AGRADE­CIMIENTO POR TAN TENAZ Y VALIENTE ESFUERZO.

 

Hay que empezar por la infancia que los niños se eduquen e integren bien

El urbanismo entendido como servicio  a la ciudad debe ser resucitado

¿Cómo era la Zaragoza de su infan­cia? ¿Iba al colegio andando? Era una ciudad más familiar, más pró­xima. Vivíamos en la calle Agustina de Aragón (la parte estrecha). Los vecinos de la casa se ayudaban y los del mismo tramo de calle se conocían entre sí. Los cha­vales formábamos "pandas" de juego terri­toriales con gritos de llamada propios, y se jugaba en las calles que no tenían tráfico. y sí, iba al colegio de las Escolapias del Arco de San Roque andando, y las vueltas del colegio se eternizaban acompañándonos las amigas hasta nuestras casas varias veces.

¿Cómo decidió hacerse arquitec­ta? ¿Dónde estudió?

Me gustaba dibujar, la escultura...; también las ciencias y las matemáticas se me daban bien, mejor que las letras y el la­tín, si bien en mi familia no había arqui­tectos. Llegué a la selectividad de Cien­cias sin tenerlo muy claro, porque tam­bién me gustaba la biología, pero dadas mis aptitudes, un buen "maestro" me re­comendó la arquitectura. Estudié en Ma­drid, porque habiendo dos escuelas en­tonces (Madrid y Barcelona), se suponía a Madrid con un marchamo más artístico, en tanto que Barcelona lo tenía más prag­mático.

No habría muchas estudiantes de arquitectura entonces...

Ya empezaba a haber algunas. Nos co­nocíamos todas y éramos a la vez más co­nocidas por estudiantes y profesores, para bien y para mal. Junto con Raquel Martí­nez de Ubago fuimos las primeras que re­calamos en Zaragoza en el año 68. Tras un corto impasse de "pasante", entré a formar parte del equipo Z/7 - Arquitectos.

¿Cuándo entró en el Ayuntamien­to?

Entré en el año 71. Con el alcalde Horno Liria, en plena transición, con un Plan General recientemente aprobado y por desarrollar, aquel Ayuntamiento fue sobre todo gestor. El trabajo de los jefes de Servicio, dirigidos y coordinados por la propia Alcaldía, era más directo y se con­taba con la colaboración de todos, como no podía ser de otra manera. Se consiguió mucha ayuda de Madrid (eran tiempos en que todo el Urbanismo dependía del Mi­nisterio de la Vivienda), pues allí contá­bamos con un director general de aquí, Emilio Larrodera, autor del propio Plan General del 68, con el que hubo muy bue­na sintonía. Simultáneamente se estaba iniciando el movimiento ciudadano, al que conocíamos y dábamos charlas y con el que los redactores del planeamiento también teníamos buena sintonía. En este "clima" y de acuerdo con la Ley del Suelo del 56 se desarrollaron por el propio Ayuntamiento (no por los propietarios) casi todos los Planes Parciales previstos en la primera etapa del Plan: General. Se in­coó el expediente de Conjunto Histórico, se hicieron los primeros Catálogos de Edi­ficios de Interés y se realizó un Plan Espe­cial del Centro Histórico, que no fue aprobado definitivamente.

Ya. Se ha hecho mucho, pero lle­vamos treinta años y aún quedan edificios ruinosos y enormes sola­res. ¿Por qué?

Las causas son múltiples: la gestión bu­rocrática, complicada ... Tampoco hay preocupación por parte de la propiedad, que sólo tiene un interés especulativo. Al Registro de solares se le encuentran vein­te argucias jurídicas para evadirlo; igual sucede con la conservación de su patri­monio, a pesar de haber legislación y nor­mativa para ello. No se valora lo que te­nemos. Se ha dado "cancha" a su evolu­ción natural y esta evolución se encamina a sacarle el mayor provecho económico posible con muy mediocre calidad urba­nística y cultural.

¿En todos los cascos antiguos ha pasado lo mismo?

No, no. No hay más que mirar a Vito­ria, Barcelona, Pamplona, Oviedo, Lo­groño, o incluso los pueblos patrimonio histórico de Aragón..., sin pasar a Europa. Supongo que ha habido una mayor disci­plina urbanística y un mayor cariño por la ciudad. El actual aumento de inmigración es genérico para todos.

¿La inmigración es ahora un nue­vo problema añadido?

Sí, pero cuando se hicieron los prime­ros Planes Especiales ya estábamos al tan­to de lo que pasaba en otras ciudades eu­ropeas. El urbanismo debe aprender de otros. La experiencia de esos países nos decía que es mejor mezclar la población y los usos, que tienen que seguir siendo zo­nas vivas del mayor interés.

¿Qué necesita hoy el Casco?

Lo primero, que los que están vivan en condiciones de calidad urbanística y am­biental e integrados en la vida ciudadana. Pero también fomentar la diversidad, que no haya guetos que expulsen al resto de población.

Pero ¿cómo se integra?

Hay que empezar por las guarderías, por la infancia, que los niños se integren y se eduquen bien, y a través de las madres hacer también una política integradora. En las escuelas tendrá que haber alguna intervención específica para que no sean también guetos, que sean "mezcladitas", para que se aprenda a convivir. Se ha pe­dido siempre que las escuelas estuvieran abiertas con horarios extraescolares, que mientras los niños hacen sus actividades las madres puedan aprender español y nuevas habilidades.

¿Y desde el urbanismo?

Rehabilitar y rehabilitar, intentar sal­var lo que queda, que queda muy poco, mejorando la calidad de su hábitat con pequeñas y adecuadas renovaciones urba­nísticas; darle vida, cuidar más sus espa­cios vivenciales y apoyar sus ejes comer­ciales que se están hundiendo por la pro­pia globalización del comercio. Pero sobre todo hay que valorarlo más.     

¿Cómo?

El casco histórico tendría que ser el es­pejo de la ciudad. Al patrimonio históri­co-artístico debería suponérsele algún ti­po de valoración comercial-ciudadana, ya que la cultural parece como si no valiera o importara nada. Porque ¡cuánto vale el patrimonio de una ciudad que es singular por lo que ha sido, es y tiene, si lo compa­ramos con los nuevos barrios que se pue­dan añadir contemporáneos y global iza­dos?

Por cierto, ¿cómo ve las obras previstas para el Casco del Fondo de Inversión Local?

Creo que no están recogidas las necesi­dades prioritarias detectadas por su actual Plan Integral. Sí se han recogido obras ne­cesarias para el patrimonio histórico. En general creo que se han tenido que prepa­rar de forma apresurada, dada la premura del tiempo. Señalar que además urgen al­gunas obras como la reurbanización de las calles Miguel de Ara, Boggiero y Echeandía, que no deben verse demoradas.

Por seguir con la actualidad, ¿qué opina de hacer otra Expo en Las Fuentes?

Creo que Zaragoza no reúne condicio­nes para producción floral, por lo tanto resulta un tema forzado. Sí tiene una bue­na huerta en su entorno y una comarca frutícola de excelencia, y que para poten­ciar ambas cualidades o vocaciones de for­ma sostenible no resulta dicha Expo pre­cisamente lo más apropiado. También tie­ne ahora suficientes zonas verdes genera­les y los ríos cuidados.

¿Qué opina del tranvía?

Lo considero en todo caso comple­mentario. No creo que sea su momento sin tener previsto simultáneamente un medio de transporte mas rápido, sosteni­ble y que no deteriore otras movilidades como la peatonal y rodada de los bouleva­res y eje de Gran Vía, o la permeabilidad del barrio de San Pablo dependiente de San Blas-César Augusto.

¿Tiene algún recuerdo, profesio­nal, particularmente amargo de es­tos años? ¿Y más feliz? ¿Qué le hu­biera gustado hacer y no ha hecho?

Se echa de menos que no se aprobara definitivamente el Plan Especial del Con junto Histórico aprobado inicial y provi­sionalmente en el 82, por falta de enten­dimiento entre los coaliados, y aún con­tando con un sensible y buen defensor del mismo, el alcalde Sáinz de Varanda. Tam­bién el no haber conseguido sacar adelan­te la red de Cercanías comarcal, prevista con anterioridad a la implantación de la General Motors. A otro nivel más genéri­co que las recalificaciones sean casi siem­pre en detrimento de un urbanismo de ca­lidad y sostenible de la ciudad, o que los edificios de Interés, sobre todo los Am­bientales, no hayan sido rehabilitados in­tegralmente.

¿Cómo compara aquel Ayunta­miento con el que deja?

El Ayuntamiento que dejo no tiene nada que ver con aquel. No existe el entu­siasmo de la Transición con la participa­ción de los movimientos ciudadanos. Ni puede existir la carrera funcionarial admi­nistrativa, al estilo de los grandes admi­nistradores ingleses. Las leyes urbanísticas han cambiado dando más participación al interés privado en la redacción y gestión de los Planes Parciales que al propio inte­rés público de la ciudad. Y por si fuera po­co, junto a todo ello, en su crecimiento la Administración ha producido tal conglo­merado de dependencias, competencias políticas diversas, asesorías, departamen­tos, áreas, jefaturas ... junto a múltiples y sucesivos cambios, que los servicios, im­posibilitados de una gestión directa, en al­guna medida dejan de identificarse ine­quívocamente con su propia responsabili­dad en la ciudad, pues dependen de múlti­ples decisiones partidistas o de determina­dos puestos de poder dentro del propio partido. En estas circunstancias la defensa del propio Servicio de acuerdo con las ne­cesidades detectadas resulta heroica, ine­ficaz e ineficiente.

Desde fuera vemos el esfuerzo de los técnicos municipales que es­tudian y redactan miles de páginas que luego parecen no servir para nada, buena parte del PGOU, del PICH... ¿Es lógico, es inevitable?

Es un despilfarro económico y de ta­lento que debería y podría evitarse. Debe­rían existir criterios urbanísticos respecto a la ciudad que se mantuvieran aun con cambio de sus responsables o de sus legis­laturas. Es buen momento ahora con la crisis económica, pero requiere un con­senso y buenos gestores. Creo que el urba­nismo integral, entendido como servicio a la ciudad, debe ser re inventado o resuci­tado, si ya los griegos y los romanos lo ha­cían tan bien...

La jubilación parece producir sen­saciones contradictorias... ¿ Tam­bién se dedicará a "ver obras"?

Debo tener un problema, ni mi expe­riencia, ni mi mente, ni el interés por mi propia ciudad se han debido de jubilar. La edad no es óbice para participar. .. y además sensatamente, como bien saben algunos ciudadanos que persisten en ello a pesar de la edad, o gracias a la misma. Además los zaragozanos, jubilados o no, son generosos, lo que debería ser aprove­chado.

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1 comentario

juglanss -

Bien por ese homenaje a una funcionaria y una persona que se lo merece.