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APUDEPA

Apudepa en el camino jacobeo del Ebro, ayer día 23 de octubre, de Alforque a Quinto.

Apudepa en el camino jacobeo del Ebro, ayer día 23 de octubre, de Alforque a Quinto.

Señalítica de la  GR99 y del Camino Jacobeo del Ebro, ésta recuperada por José Antonio Quílez. Foto Apudepa 23/10/2011

Hay experiencias que son entrañables que te marcan no solo el día sino la vida. Ayer en el camino,  en el tramo de Alforque a Quinto,  Fortunato Las Heras, Chabi Garú y la que esto suscribe,  tuvimos  ocasión de encontrarnos con varias personas que nos ayudaron de forma espontánea y entrañable. Como peregrinos hacíamos una “medio” etapa de unos 15 kilómetros entre los pueblos citados. Javier Abenia, teniente de alcalde de Quinto de Ebro, tuvo la amabilidad de trasladarnos  en su coche a Alforque, a las 8 de la mañana, para encontrarnos con Antonio Catalán, alcalde de la localidad, simpre amable, sonriente y con buen sentido del humor. Visitamos las dependencias del ayuntamiento como posible espacio para que pernocten los peregrinos, y también las piscinas, así como el tramo de entrada al pueblo que presenta diversas problemáticas de accesibilidad y señalización. La disponibilidad y amabilidad del alcalde allanan el camino, así que, el pequeño  municipio de Alforque, el pueblo de la barca recuperada sobre el río Ebro, es punto de tránsito por el Camino Jacobeo del Ebro, y  el Camino Natural del Ebro, GR 99, y de descanso nocturno,  gracias a la voluntad y buen hacer de su presidente alcalde.

Nuestro tercer encuentro del día tuvo lugar un kilómetro antes de llegar a Quinto, cuando comíamos en un campo yermo  junto al camino. Aquí intervino la acogedora familia Quílez Bes,  el matrimonio Eliseo y Trini y sus hijos José Antonio y Roberto. Primero se acercó José Antonio para ofrecernos en su casa agua y vino, luego su padre Eliseo, insistiendo en acogernos para un mejor descanso en su casa de campo. Casi no existen palabras para agradecerles esa maravillosa y espontánea acogida de ayer en la torre familiar.  Fue un rato estupendo que  llevamos en nuestro corazón. Nos ha dejado impresionados ese calor humano  con que esta familia  impregna a su torre, lugar donde personas, animales y naturaleza convivendurante el  domingo en armoniosa relación. Una lección para  nosotros  caminantes.  A ellos les reiteramos nuestro agradecimiento por la acogida, por enseñarnos la granja de su casa y por esos estupendos y generosos productos del huerto que tanto nos gustan. Del jamón y la sidra ya no vamos a hablar,  porque todo esta exquisito, pero  sin duda vuestro cariño y simpatía  a la vera del camino ha sido lo más importante.

A todos nuestro agradecimiento.

 

                                                                       Belén Boloqui

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