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APUDEPA

La casa de D. Juan Moneva un derribo a la deriva

La casa de D. Juan Moneva un derribo a la deriva

D. Juan Moneva y Pujol, Decano de la Facultad de Derecho, 1933-36. Foto Gran Enciclopedia Aragonesa

Ayer día 25 el periodista Ramón J. Campo,  en su artículo “Urbanismo autoriza derribar el interior de la casa de Moneva para hacer un edificio y garajes” informaba en Heraldo de Aragón del vaciamiento de los edificios de la calle San Clemente 12-14, propiedad hasta 1998 de la familia Moneva-Oro, hasta que lo donaron por vía testamentaria al Colegio de Miraflores o, en su defecto, al Opus Dei.

Consternados por la noticia y por el inculto e interesado proceder de los propietarios,  Apudepa reaccionó con una nota de prensa.  Hoy Heraldo de Aragón la ha recogido con estos titulares "Apudepa critica el vaciado de la casa Moneva". Pues sí, lo criticamos,  porque dejar las fachadas y subir en paralelo seis alturas de dos edificios que  forma parte de la historia de Zaragopza a través de D. Juan Moneva y su familia, y que pertenecen al burgués barrio de Santa Engracia,  es burlarse directamente de toda la ciudad.

Digan lo que digan y traten de justificar lo injustificable. Conservar solo las fachadas originales de los 2 edificios y derribar el resto es más de lo mismo, un urbanismo atroz que borra la memoria. Si así se llegara a ejecutar,  sería, eso sí, el permanente recuerdo de un despropósito consentido.

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 El texto íntegro de APUDEPA

La propuesta de derribo de Sanclemente 12-14 es una maniobra que supone  en la práctica una burda operación urbanística especuladora

Don Juan Moneva, figura relevante del pensamiento cristiano  y de las letras aragonesas en la primera mitad del siglo XX, no merece el trato  que le otorga ahora  la promotora Grupo S.M.Cinco S.A. vinculada al Colegio de Miraflores-Opus Dei

 

Heraldo de Aragón ha informado hoy  de una  sentencia favorable y el permiso correspondiente del ayuntamiento de Zaragoza para el derribo de  los edificios de Sanclemente 12-14. 

Apudepa no sale de su estupor.   En una cadena de derribos que no cesa, parece que ahora le toca el turno a la casa unifamiliar del insigne profesor Don Juan Moneva (1871-1951) y al convento que promovió su esposa Doña  Concepción de Oro y Castro,  en los números 12 y 14 de la calle Sanclemente, levantados en 1925 y 1945 respectivamente, y donados al Colegio de Miraflores-Opus Dei por vía testamentaria en 1998.  

El proyecto que ahora se vuelve a anunciar responde al afán empresarial de exprimir al máximo el espacio urbano y supone la conversión en mera anécdota de un conjunto interesante y rico de la arquitectura zaragozana, situado en la charnela entre el ensanche y la ciudad anterior. Apudepa expuso hace años que el burgués barrio de Santa Engracia, proyecto de Ricardo Magdalena (1849-1910), corre el riesgo de ser desvirtuado por completo si se permiten operaciones especuladoras de vaciamiento y se ignora el interés social del programa de equipamientos, como así ha sucedido recientemente con la supresión de la Escuela de Artes.

¿Es legal esta operación urbanística especuladora? Creemos que no a la luz de la documentación que obra en poder de esta asociación,  relacionada con el testamento de Dª Mª Dolores Moneva de Oro, las catas arqueológicas realizadas, la sentencia judicial,  la licencia de derribo, el Plan General de Ordenación Urbana,  por cuanto estas construcciones forman parte del Conjunto Histórico de Zaragoza (BIC), y  el catálogo de edificios protegidos por el Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza, por figurar  casa Moneva como edificio de interés arquitectónico B (categoría que no admite vaciamientos) y el convento como de interés ambiental. ¿No es más culto conservar el edificio del ilustre profesor y de José de la Hera, héroe de los Sitios de Zaragoza, del que era biznieto el reconocido jurista?

D. Juan Moneva impondría en su casa el estilo  historicista que recorre su fachada, el modelo imperante a finales del siglo XIX,  y para ello se sirvió  de su propio hijo, Jaime,  tal y como dice su hermana en el testamento: “Es deseo de la testadora que en memoria de su hermano Jaime, se conserve la fachada sita en su casa de Zaragoza, calle San Clemente numero 12,  que fue proyectada por él siendo todavía estudiante de arquitectura, y que murió en

accidente profesional el día de Reyes del año 1933. No obstante lo cual, en el interior  de la casa podrán hacer  las obras para su conservación y aprovechamiento”.  En consecuencia, de ninguna de las maneras puede inferirse de este acto de donación el derribo y vaciamiento de la casa de los Moneva, sino todo lo contrario, el amor que la familia proyectaba a su singular mansión, máxime cuando en el párrafo anterior  manifestaba Doña Dolores Moneva “que los bienes que constituyen la herencia de la testadora no podrán ser enajenados por quien resulte ser su heredero, hasta que transcurran cincuenta años desde el fallecimiento de aquella”.  Pues bien, desde esa fecha solo han transcurrido 13 años.

Apudepa va a estudiar las  diversas acciones que va a llevar a cabo y que irá dando a conocer. De momento,  recordamos que  si nos sentimos orgullosos de la colección de Tapices de la Seo de Zaragoza, su continuidad en Zaragoza se la debemos a D. Juan Moneva que como catedrático de derecho canónico se enfrentó al cardenal Soldevilla, arzobispo de Zaragoza,  que había aprobado la venta.  En consecuencia, Moneva cambió  de domicilio y se hizo construir esta casa en la antigua de su tatarabuelo, y héroe de los Sitios de Zaragoza, José de la Hera, extraditándose al barrio de Santa Engracia  por pertenecer a la diócesis de Huesca. Lo culto y de  justicia es que conservemos íntegramente la casa, vinculémosla al Museo de los  Tapices de la Seo y a cuantas actividades intelectuales propició este  profesor e intelectual a lo  ancho y largo de su larga carrera.

Por una vez no demos la razón a D. Juan Moneva cuando se refería a Zaragoza como “aglomeración ciudadana, que no cabeza rectora...”.

Don Juan Moneva, figura relevante del pensamiento cristiano  y de las letras aragonesas en la primera mitad del siglo XX, no merece de ninguna de las maneras el trato  que le otorga ahora  la promotora Grupo S.M.Cinco S.A. vinculada al Colegio de Miraflores-Opus Dei.  

 

                                                                       APUDEPA

                                                                                              25/11/2011

 

 

2 comentarios

Aurelio -

Esa maldita costumbre tan arraigada en España de vaciar edificios conservar la fachada y venderlo a la opinión publica como un renovación es nefasta para el patrimonio. Se alteran escaleras, alturas, los fines originales de la obra, la estructura de madera se pierde; es como matar al edificio, se le deja sin alma, se le reduce a un mero decorado de teatro. Se seguirá criticando a los responsables de la desaparición de la torre nueva, y se sigue haciendo lo mismo una y otra vez. Se acaban de cargar el cine Goya para transformarlo en no se sabe que oficinas vacías, y ahora esto. Ánimo y a demostrar que que no es legal según la estricta interpretación del testamento.

Sandra -

Este fin de semana he leído vuestro artículo en el Heraldo. Es desolador que se sigan creando intereses a costa de nuestro patrimonio histórico-artístico. Todo el mundo quiere hacer negocio. El precio a pagar, como siempre, muy alto. Cuando paseo por el tubo de Zaragoza y de repente veo cubos edificados (porque no se les puede llamar de otra manera) modernitas que suponen un auténtico atentado a la conservación del estilo que predomina en las calles del Casco Antiguo de Zaragoza se me pone un nudo en el estómago ¿tan poco apego tenemos a mantener aquello que recuerda nuestra historia?. ¿Queremos ser una ciudad de edificios sin orden ni concierto que visualmente lo único que transmiten es una sensación de desorden generalizada?, ¿o nos gusta pasear por calles que te hacen caminar tranquilamente para observar la belleza de sus edificios?. ¿No ha habido suficiente boom inmobiliario que ha hecho construir sin ton ni son en las costas, montañas y ciudades?. Hagamos de Zaragoza una ciudad de referencia en la que puedan convivir en armonía lo antiguo y lo moderno manteniendo aquellos edificios que contengan historia en sus muros y susciten el interés de la gente por ella. La Casa de Moneva forma parte de nuestras raíces y se incluye dentro de un conjunto de edificios que aportan historia a nuestra ciudad; esta no debe ser destruida.