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Se buscan piezas para completar el puzzle de una joya gótica, y carencias de rigor

Se buscan piezas para completar el puzzle de una joya gótica, y carencias de rigor

Imagen publicada por el diario El País en su edición de 4 de mayo 

Leíamos ayer en El País un artículo elaborado por el periodista J.A. Montañés, articulista habitual de ese diario, teniendo como fuente de información un estudio de Alberto Velasco y Francesc Ruiz referido al retablo de la Dormición de la Virgen realizado al alimón por Pedro, o Pere, García de Benabarre y Jaume Ferrer, representantes destacados de la pintura gótica hispano flamenca, obra realizada para la iglesia de Peralta de la Sal (Huesca), 1450-1456. Cierto es que del artículo nos ha gustado y es meritorio el eje central del mismo, la rocambolesca búsqueda de unas tablas góticas dispersas por el mundo a partir de un informe elaborado por Joan Pijoan en 1908 y que tuvieron el gusto de investigar los citados Alberto Velasco y Francesc Ruiz. Ahora bien el artículo también tiene su miga pro catalana. Y de eso también merece la pena hablar. De la lectura se deduce que el pintor Pedro García de Benabarre era de Lérida y que allí pintó la tabla. Tampoco queda explícitamente señalado que la obra permaneció en Aragón durante 470 años y que salió de Peralta de la Sal, comarca de La Litera, provincia de Huesca, su lugar de origen.

Conviene aclarar desde un principio que Peralta de la Sal es una población que se encuentra en la franja oriental de Aragón, donde se habla catalán y que desde la Edad Media hasta 1995 estaba bajo el dominio eclesiástico del obispado de Lérida; que desde la segunda mitad del siglo XIX algunos obispos, autoridades, profesores y particulares catalanes mostraron más interés por la defensa y adquisición del tesoro artístico de España que otros territorios de España, y en concreto que el aragonés, y, finalmente, que en estos momentos el Museo Diocesano de Lérida retiene, según  sentencia firme del Vaticano, 111 piezas procedentes de las parroquias aragonesas de la zona oriental, bienes que están obligados a devolver a la diócesis de Barbastro-Monzón, tras un largo y penoso litigio. 

Si los citados estudios han presentado los hechos tal y como son expuestos por el periódico, al periódico correspondería una labor de rigurosa documentación para poner la cuestión en su punto justo, máxime cuando existe, como comentamos un hiriente litigio abierto por la cuestión artística, con varios frentes, entre Cataluña y Aragón. Estamos a este respecto muy cansados de simplismos que hieren, casi siempre, a la parte aragonesa.

Vayamos a algunos sencillos detalles que ayudan a desenmascarar ciertos datos. Como su nombre indica, Pedro García de Benabarre es aragonés, natural de la localidad de Benabarre en la Ribagorza (documentado en Huesca en 1445-1496), zona catalano parlante, igual que Peralta de la Sal en la comarca de la Litera. El uso de Pedro y de Pere en García de Benabarre es legítimo, pero lo que no se puede hacer en esa síntesis es vincularlo poco menos que solo con Lérida, como parece deducirse de la lectura del citado artículo.

Según la documentación que se conoce, las tablas realizadas por Pedro García de Benabarre  debió de pintarlas en Benabarre porque entre 1450-1455 el pintor residía en su localidad natal. No justifica el artículo su residencia en Lérida, cuando alude a que pintó la tabla referenciada en Lérida, coincidiendo con Jaime Ferrer. Se sabe documentalmente que unos años antes Pedro García había residido en Zaragoza, 1445-1450, donde debió de coincidir con Jaime Huguet y tras su estancia en Benabarre, 1450-1455, estuvo trabajando en Barcelona (1456-c. 1461) y más tarde en Barbastro con taller acreditado y documentado entre 1481-1496.

Convendría determinar finalmente quién vendió el retablo en la parroquia de Peralta de la Sal (Huesca), a quién, en qué fecha y cuánto pagó el comprador por las tablas, con qué permisos, pues estaba prohibido por la iglesia vender sus bienes, pero nada de todo eso queda claro en el artículo. Se recoge que entraron dos tablas en el MNAC en 1956, la ya citada tabla de la Dormición de la Virgen (obra de Pedro García de Benabarre) y de la Crucifixión (de Jaume Ferrer), a través de la colección Muntadas. Sabemos que D. Jose Camón Aznar hizo de esta colección un artículo para la revista Goya, “La colección Muntadas en el Museo de Barcelona” nº 20, 1957, págs. 90-97, referenciada en Dialnet. Las otras dos identificadas, también de García y Ferrer, Adoración de los Pastores y Anunciación, respectivamente  fueron a parar al Museo de Arte Cleveland, Ohio (USA), en la década de 1930.

Para la referencia que da el citado artículo relativa a la Junta de Museos de Cataluña y el beneplácito del obispo de la Seo de Urgell corresponde conocer la mentalidad del hombre masa que criticaba el arquitecto, académico y profesor, Fernando Chueca Goitia en su impagable libro, poco citado, La destrucción del legado urbanístico español, publicado en 1978 p.68). Decía Chueca Goitia, ¡Qué amarga experiencia he tenido discutiendo con prelados, canónigos, arciprestes que se han escandalizado porque hemos defendido una iglesia barroca, un retablo o unos sólidos y nobles blancos de iglesia! Su argumento de siempre:¿Pero qué valor le da usted a esto si no es más que una antigualla? A mí lo que me interesa es poner calefacción en la iglesia y abrir una cafetería en el centro parroquial. Y luego hemos visto esos retablos, esas imágenes, esos bancos, en el anticuario más próximo. Pero en el fondo, aunque engañándose a sí mismos, se dan cuentan de que tienen un valor, pero claro está, un valor traducible en dinero. Es que en ellos ha encarnado, como en los antiguos poderes maléficos el hombre-masa.

Ni Jaume Ferrer, ni Pedro García de Benabarre, en su natural opción artística de talleres que iban y venían en función de los encargos que recibían los maestros, podrían comprender algunos de los términos utilizados en este artículo. En fin, que vemos que la Reinaxença catalana arrastró lengua e identidades y con ello el arte, ¡cómo no el gótico!, momento de esplendor de la Corona Aragonesa. Y en ello están algunos aunque tengan que silenciar la historia más elemental. ¡Mal vamos todos por ese camino!

En conclusión, lamentamos la falta de imparcialidad del artículo (enlace) y señalamos la falta de autoridad en algunos puntos, los relacionados con el hiriente litigio artístico entre Cataluña y Aragón, y solicitamos que el diario proceda a la aclaración de la cuestión en los puntos confusamente presentados.

3 comentarios

Blog de Apudepa -

Pues si Vd. no ha tenido ni siquiera el interés de entrar en el enlace del artículo de El País se califica a sí misma.

marta -

No he leído el artículo de El País, pero leer este y ver que pedís rigor y que acusáis de pro-catalán al autor me hace sonreir. Porque también se os podría pedir casi lo mismo: más rigor y menos
anti-catalán.

Blog de Apudepa -

Avisados desde el twitter, por un lapsus que lamentamos, hemos corregido el nombre del pintor procedente de Cataluña, Jaume Ferrer, y el de José Ángel Montañés, artículista, por lo que pedimos disculpas. No obstante, eso no invalida el fondo de lo que mantenemos en el blog.