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El esplendor del Renacimiento en Aragón

El esplendor del Renacimiento en Aragón

Foto Heraldo de Aragón

MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO. Comisaria: Carmen Morte García. Universidad de Zaragoza, catedrática de Historia del Arte, especialista en Renacimiento.

Fechas: 15 de junio  al  20 de septiembre de 2009

A través de más de un centenar de obras, la exposición muestra la evolución del arte en Aragón desde el gótico del siglo XV hasta el esplendor renacentista del siglo XVI. Esta exposición aporta nuevos datos y documentos acerca de las obras y de sus autores; se dan a conocer piezas y se hacen  nuevas atribuciones de otras, como en el caso del doble retrato de matrimonio, adjudicado ahora a la pintora italiana  Lavinia Fontana. En suma, una buena ocasión para disfrutar de Bilbao con motivo de esta  muestra tan selecta y sugerente del renacimiento aragonés.

La primera sección reúne una pequeña pero valiosa selección de obras que refleja la influencia del estilo gótico internacional y de los modelos del arte flamenco. En escultura, destaca el Ángel custodio de Pere Joan, en alabastro policromado -material fundamental en la escultura gótica y renacentista aragonesa-. En pintura, las tablas del Martirio de Santa Engracia de Bartolomé Bermejo, del Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Descendimiento atribuido a Bartolomé Bermejo, en colaboración con su discípulo Martín Bernat, y El retablo de la Santa Cruz de Blesa, ejecutado por Miguel Ximénez y Martín Bernat, son tres muestras sobresalientes del trabajo de estos maestros.

El Quinientos aragonés es una época en la  que las realizaciones artísticas experimentaron un destacado florecimiento en todos los campos, merced a una importante labor de patrocinio artístico, eclesiástico y civil, que convirtió a Aragón en una tierra muy atractiva para afincarse los artistas de fuera. Ellos fueron un camino importante de penetración de las novedades artísticas, lo mismo que los grabados y  la importación de obras,  la mayor parte eran de pintura y fueron  compradas por  coleccionistas particulares e instituciones religiosas.

La segunda sección de la Exposición se inicia con un grupo de obras que muestran el tránsito de los esquemas góticos a los renacentistas, en una síntesis entre los lenguajes artísticos flamenco e italiano. Los fondos del Museo de Zaragoza hacen que el mayor número de piezas expuestas sean del genial escultor  Damián Forment, uno de los grandes del renacimiento español. Destacan el alabastro de San Onofre y dos Virtudes en ese mismo material. El nutrido conjunto de esculturas de Forment y sus discípulos, y las de otros artistas coetáneos como el francés Gabriel Joly, el italiano Juan de Moreto y el aragonés Gil Morlanes, el Joven concretaron durante el primer tercio del siglo XVI el nuevo estilo de la edad de oro de la plástica aragonesa. Son esculturas y relieves en madera y alabastro, generalmente policromados y procedentes de diversos retablos, que dieron las pautas artísticas para los escultores de la siguiente generación.

Le acompañan piezas singulares del pintor Jerónimo Cósida, uno de los artistas aragoneses más refinados de la época. Tras sus primeras obras de influencia rafaelesca, su estilo italianizante se caracterizó por el bello colorido y el delicado modelado de las figuras. Las formas del pleno Renacimiento entraron en la pintura aragonesa a través de dos artistas italianos que conocieron la obra de Rafael y Miguel Ángel: Tomás Peliguet y Pietro Morone, que participaron en retablos y proyectos de pintura mural.

En la etapa final de la escultura aragonesa, a partir de 1570, se sitúa la corriente romanista, o el nuevo clasicismo, en la que destaca el escultor vasco Juan de Anchieta, que en el monumental Cristo de la iglesia del Hospital de Gracia y en el Calvario del Museo de Bellas Artes de Bilbao sintetiza el tratamiento del desnudo de los modelos miguelangelescos y el expresionismo emocional de Juan de Juni. Anchieta es excelente maestro en las tallas de Cristo Crucificado, que introducen el cambio en los modelos de esta iconografía en la plástica aragonesa.

El interés del duque de Villahermosa, Martín de Gurrea y Aragón, por el retrato es propio de la cultura del Renacimiento. Culto, coleccionista de antigüedades y pinturas, durante su estancia en los Países Bajos conectó con los pintores Pablo Scheppers y Rolán de Moys para que trabajaran en Aragón a su servicio. Las obras de estos artistas flamencos, que estuvieron en Italia, señalarán las principales directrices de la pintura aragonesa del final del Renacimiento.

Se expone también un pequeño grupo de obras de orfebrería renacentista  como testimonio del rico patrimonio que atesora Aragón en este campo artístico.

 

 

 

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