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El arquitecto David Chipperfield: opiniones sobre España

El arquitecto David Chipperfield: opiniones sobre España

David Chipperfild es uno de esos arquitectos estrella de fama mundial que son referentes en la arquitectura internacional. Conocido en Aragón por su intervención para el acondicionamiento urbanístico en la Escalinata del Óvalo en Teruel (cuya ficha se presenta al final del dossier), el arquitecto británico también se presentó al concurso restringido para el nuevo acondicionamiento de la Escuela de Artes de Zaragoza como Espacio Goya.

Desde Apudepa hemos seguido con interés esta entrevista a un arquitecto que conoce bien nuestro país. Hace 16 años que veranea en Corrubedo, Galicía, donde se ha construido una casa minimalista. En nuestro país vive el arquitecto 2 meses al año.

El premio Stirling reconoce abiertamente que no cree que en España se tome suficientemente en serio la conservación del medio ambiente y también afirma que es mejor construir sobre ideas tradicionales. En relación con su intervención en Teruel habla del susurro de su arquitectura en una ciudad que es patrimonio de la Humanidad.

Otros aspectos interesantes de la entrevista están relacionados con la calidad de los materiales y en consecuencia alude a Moneo y su ampliación del Museo del Prado afirmando que a menudo ideas muy buenas se han echado a perder por los materiales. Alemania construye muy bien y España mal así que el edificio de la Copa de América en el puerto en Valencia ya presenta problemas por la prisa con que se construyó.

Elogia la función social de los Museos y en relación con el Neues Museum de Berlín, edificio del siglo XIX bombardeado durante la segunda guerra mundial, alude a que está reparando, conservando y reestructurando el original y que actúa más o menos como si fuera una pintura.

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ARQUITECTOS PARA EL SIGLO XXI

DAVID CHIPPERFIELD

"LOS ARQUITECTOS NO SOMOS ARTISTAS CALLEJEROS"

Ganador del último premio Stirling, el más prestigioso de la arquitectura británica, Chipperfield realiza en esta en­trevista una completa radiografía de España y sus obras.

Por EDUARDO SUAREZ en Rev. “Descubrir el Arte” nº 109, 2008

Como cada mañana, el estudio de Da­vid Chipperfield es una hacendosa col­mena. A su alrededor trabajan dece­nas de jóvenes arquitectos, arremo­linados en torno a su mesa, situada en un rincón de la sala, sin despacho. Cre­cido a los pechos de Richard Rogers, Chipperfield tiene una voz grave y re­flexiva. Con ella habla de su fascina­ción por España, de sus ideales esté­ticos y de su gusto por la arquitectu­ra silenciosa.

Pregunta. ¿Cómo conoció España?

Respuesta. Lo primero fue Barce­lona. Recuerdo que escribí un artícu­lo sobre la ciudad en la revista Vague. En aquella época no era una ciudad conocida aquí. Nadie sabía nada de Barcelona. Desde entonces siempre he tenido una cierta conexión con Es­paña. Mi mujer y yo empezamos ha­ce 16 años a veranear en Galicia. Mi hija ha celebrado allí todos sus cum­pleaños.

P. ¿Le pusieron pegas para hacer su casa en Galicia?

R. Muchas, pero no quiero quejar­me de nada que tenga que ver con la conservación del medio ambiente en España porque creo que en España es­te tema no se toma suficientemente en serio.

P. ¿Es fácil ser a la vez cliente y ar­quitecto?

R. Es una pesadilla. Sobre todo por­que eres tu propio jefe. Cuando se tra­ta de un encargo, uno discute con el cliente, pero es él el que acaba to­mando las decisiones. Con tu propia casa discutes contigo mismo y eso lo hace todo aún más difícil.

P. Te vuelves loco...

R. Sí. En el caso de Corrubedo es una casa de vacaciones y eso lo faci­lita un poco. Puedes tomar decisiones más valientes. Hay cosas que para el año entero serían difíciles pero que funcionan muy bien para dos meses de verano. Porque en verano uno no necesita una casa grande. Tan sólo una mesa grande, una buena cocina, muchas camas y algo que sea fácil de cerrar y de abrir. Es una casa feliz. No es lo más importante que he hecho pero es fantástica para vivir.

P. Sus obras apuntan siempre al mi­nimalismo. ¿Qué le parecen monu­mentos españoles en las antípodas co­mo la catedral de Santiago o el pro­pio Gaudí?

R. La arquitectura histórica no es una cuestión de estilo sino de calidad y la catedral de Santiago, en realidad todo el casco viejo, es una de las obras

más hermosas del mundo. La ciudad y el granito en toda la ciudad... Es in­creíble. Y es un ejemplo de una ma­nera muy social de organizar las ciu­dades. Eso es muy español también. Dar prioridad a los espacios públicos. Las plazas.

P. Nada que ver con Londres.

R. SI. Nosotros salimos para ir de compras. Los españoles e italianos sa­len a la calle para dar un paseo, tomar algo...

P. ¿Y qué me dice de Gaudi?

R. Es interesante. No es un arqui­tecto que a uno le guste natural­mente pero a la vez es imposible que no te guste. Es una fantasía tan in­creíble... Hay algunos trabajos, por ejemplo La Pedrera, que no son tan fantasiosos y que están hechos con gran perfección. La piedra en La Pe­drera es fantástica. Los planos son muy inteligentes y aunque no es un edifi­cio clásico, es más clásico que los otros. No es mi preferido, pero la in­tensidad de este loco es tan grande que inevitablemente tiene que gus­tarme.

P. Caso aparte es la Sagrada Familia.

R. Bueno, en realidad yo prefiero co­sas como el Parque Güell, que es ma­ravilloso, con sus bancos y ese espa­cio debajo... Pero sí, es una fantasía y en general mi interés no se centra en arquitectos tan fantasiosos. Tam­poco en los arquitectos contempo­ráneos que trabajan de esa manera. De todas formas, hay arquitectos que trabajan de esa manera y que bor­dean la línea y lo hacen muy positi­vamente.

P. ¿Por ejemplo?

R. Por ejemplo, Gehry. Gehry es un genio. Quizá Enric Miralles también. Pero la arquitectura es muy peligrosa cuando uno va en esa dirección. Si uno no es un genio, si uno no es Gehry, al final no funciona. Quienes no somos genios es mejor que traba­jemos de una manera más responsa- ] ble, más callada.

P. ¿Más funcional?

R. Yo no diría funcional. Tiene que haber ambición en relación con lo que haces. No debes pensar sólo en la técnica sino también en la socie­dad. Todos los edificios tienen que te­ner una ¡dea fuerte además de ser fun­cionales, pero creo que es mejor cons­truir sobre ¡deas tradicionales.

P. ¿Cómo abordó el proyecto del acceso al casco antiguo de Teruel?

R. A veces los arquitectos quieren hacer demasiada arquitectura. Yo in­tenté lo contrario en Teruel. Si tú tie­nes una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad, con uno de los cascos viejos más hermosos de España, ya hay suficiente cantidad de arquitec­tura. Uno va a Teruel a ver eso, no va a Teruel a ver a David Chipperfield. Los arquitectos tienen que saber gri­tar pero tienen que saber susurrar también. No somos trileros ni artistas callejeros. El problema es que en cier­to modo esta profesión empieza a empujarte a que te conviertas en al­guien que sabe hacer un truco. En al­guien que hace siempre lo mismo.

P. ¿Ocurre eso con Calatrava?

R. En cierto modo, Calatrava es también un genio. Sobre todo por la manera en la que ha entrelazado in­geniería y arquitectura. En mi opinión, hay algunos de sus proyectos -estoy pensando en la Ópera de Va­lencia- en los que la forma es dema­siado importante. El Museo de las Ciencias, por ejemplo, es mucho más elegante.

P. ¿Y el conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias?

R. No estoy seguro.

P. Usted está también en Valencia y su edificio, el de la Copa del Amé­rica, es muy diferente.

R. Muy diferente, sí. Es un edificio muy callado. En realidad cualquier edi­ficio es callado al lado de Calatrava... De todas formas, prefiero no hablar de otros arquitectos. Santiago es un arquitecto con mucho talento.

R. Pero al final no me ha dicho na­da de Venecia.

P. Mi proyecto para el cementerio de San Michele no está aún termina­do, pero creo que es un buen trabajo.

R. Usted ha ganado el Premio Stirling este año. Estaba nominado por dos edificios: El Museo de la Literatu­ra Moderna alemana de Marbach y el edificio de la Copa del América de Va­lencia.

P. ¿Qué tienen en común?

R. Si uno coge uno y otro edificio, la idea es muy similar. En el centro hay una función, algo que se está mostrando. Pero fuera, alrededor, hay algo que no parece tan funcional pe­ro que al mismo tiempo es muy fun­cional. En el caso de Valencia nos pi­dieron un edificio que tuviera una sa­la para Louis Vuitton, otra para el Ayuntamiento, otra para los VIP... Y debería ser, además, el nuevo sím­bolo de la ciudad y del puerto. Y la pregunta era: ¿cómo puede uno con­vertir un edificio para VIP en un sím­bolo para la ciudad? Porque la idea era para gente privilegiada, no para la gente corriente.

P. Y la respuesta fue la terraza...

R. Exacto. La respuesta fue colocar estas terrazas donde todo el mundo pudiera acceder. Está bien, la gente no podía subir al último piso. Pero al final a la gente no le importaba. Querían ver la Copa, querían ver los barcos, pero les daba igual. Fue una manera de socializar lo que en prin­cipio era un edificio potencialmente antisocial. Y lo cierto es que es­pacios como las terrazas, columna­tas y plazas son espacios maravillo­sos en nuestros edificios y en nues­tras ciudades.

P. ¿Le gustaría diseñar un aero­puerto?

R. ¿Por qué no? De alguna manera, son las catedrales del siglo XXI.

P. ¿Qué le parece la T4?

R. Creo que está bien (resopla). Bueno, tengo que ser cuidadoso por­que el autor (Richard Rogers) es un buen amigo. Lo primero que tengo que decir es que lograr una buena cali­dad constructiva en Es­paña en un edificio pú­blico como la T4 es muy complicado. Mo­neo, por ejemplo, lo ha hecho en la ampliación del Prado. Moneo cons­truye muy bien. Pero muy a menudo ideas muy buenas se echan a perder por los materiales. Si uno trabaja en Alemania, sabe que la calidad está garantizada. Y da igual que cierre los ojos. Uno sabe que sal­drá bien.

P. Y en España no.

R. No. En España, si uno cierra los ojos antes de que sepa dónde está, está ya en el suelo.

P. ¿Y es el caso de la T4?

R. No. Creo que se ha construido bien. El problema es que todos odia­mos los aeropuertos. Nos molesta ir a por el equipaje y luego tener que vol­ver al mismo sitio del principio... Al­gunas de esas ideas vienen de los clientes, no del autor. Uno tiene dos deberes como arquitecto: hacer lo que el cliente quiere y a la vez cues­tionárselo todo.

P. ¿Cuál es el edificio que mejor de­fine a esta época?

R. El museo. Es un lugar donde la so­ciedad está poniendo su dinero y sus esfuerzos. Una especie de zona pro­tegida. El resto .del mundo es sucio.

P. Usted está precisamente embar­cado en la remodelación de la Isla de los Museos en Berlín.

R. Así es. Tenemos allí varios proyectos. El primero es la restauración del Neuesmuseum, que está prácti­camente terminado, aunque abre dentro de dos años. El problema de este proyecto es que es muy sensible porque se trata de un edificio des­truido durante la guerra y que nun­ca se ha tocado. Hay gente a la que le gustaría dejarlo tal cual, otra que querría tirarlo y hacer un nuevo edificio y otra algo a mitad de camino.

P. ... Que es lo que usted está ha­ciendo.

R. Más o menos. Estamos reparan­do, conservando y reestructurando el edificio original, pero no estamos co­piando ninguna decoración. Es más o menos como restaurar una pintura. Es la manera correcta de hacerlo. Hay tensión, pero es una tensión que tie­ne que ver con la memoria, el signi­ficado del edificio y la historia de Ale­mania.

P. ¿Y no ha tenido problemas con esas columnas en el nuevo edificio que se está construyendo como ga­lería de entrada a la Isla?

R. Hace treinta años era imposible construir en Alemania un edificio con esas columnas por las conexiones que tenían con los edificios nazis. Seis dé-

cadas después, es hora de decir que los nazis lo cogieron prestado y no es más que arqui­tectura clásica. Grecia, Roma, Historia.

P. Sucede con Wagner.

R. Es todavía más inocente. Una colum­na es una columna. Es una cosa que viene de mucho más atrás.

P. De los templos griegos.

R. Sin duda. De he­cho, la Isla de los Mu­seos fue creada para ser una especie de Ate­nas cultural. Esto de Berlín tiene que ver con la ampliación del Prado. Cuan­do uno trata con un monumento na­cional, todo el mundo tiene una opi­nión.

P. Usted recibió el Premio Stirling por Marbach, pero todo el mundo es­peraba que se lo dieran por el edifi­cio de Valencia.

R. Así es. El problema es que Va­lencia es visualmente muy atractivo, pero se hizo muy deprisa. P. ¿A qué se refiere? R. Pusieron cosas sobre las que yo no tuve control. Estamos intentando persuadir a la ciudad de que deben invertir en el edificio y repararlo. No hay daños estructurales pero si tú ha­ces una cosa tan deprisa surgen pro­blemas y hay que solucionarlos.

P. ¿Vivimos un renacer de la arqui­tectura?

R. Es contradictorio. Por una parte, algunos arquitectos y algunas obras forman parte del debate público, pe­ro al mismo tiempo algunas partes de nuestro entorno están más abando­nadas que nunca. Antes había una as­piración a diseñarlo todo. Casas, ca­lles, ciudades... En cierto modo había una idea de totalidad. Ahora todo es­to ha cambiado. O

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Para ver datos sobre su Biografia

Enlace con su estudio

En relación a la dirección anterior para ver el Neues Museum (Berlín) les aconsejamos los siguientes pasos:

Proyectos (projets) : lista de Proyectos (projets list) ; en construcción: pp 1 a 7. En la página 7 verán que Chipperfield figura como arquitecto director del proyecto pero que también hay un arquitecto restaurador; un supervisor de la restauración, un ingeniero de estructuras, uno de servicios, un arquitecto paisajista y un consultor para iluminación.

Que sepamos en Apudepa, y estamos casi seguros de ello, en España cuando se interviene en un edificio histórico al arquitecto moderno no le acompaña la figura de un arquitecto restaurador ni tampoco un supervisor de la restauración. Así que de punto de partida ya se ve de qué forma tan diferente se enfocan las intervenciones en unos países y otros. Y eso que el Director General de Patrimonio Cultural de Aragón para el Espacio Goya ponía como ejemplo la actuación de la Isla de los Museos de Berlín ¿Ven Vds. cómo distorsiona nuestro Director General la realidad más inmediata? ¿Tendran comparación el Neues Museum de Berlin con lo que se prentede hacer en el histórico edificio de la Escuela de Artes de Zaragoza? La verdad es que estamos cansados de tanta falacia. Galeria de fotos Espacio Goya

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DOSSIER

Rev. “Descubrir el Arte” nº 109, 2008

A LA SOMBRA DE ROGERS V FOSTER, DESDE HACE DIEZ AÑOS ESTE BRITÁNICO CONSTRUYE EDIFICIOS POR MEDIO MUNDO, DESDE SUS ESTUDIOS DE LONDRES, BERLÍN, MILÁN Y SHANGAI. PROFESIONAL AUSTERO Y MINIMALISTA, CHIPPERFIELD ASEGURA QUE LA ARQUITECTURA, DEBE SERVIR PARA DISFRUTAR DE LA BELLEZA DE LA VIDA. PESE A HABERSE CONVERTIDO EN UN CREADOR MEDIÁTICO, SIGUE FIEL A SUS ORÍGENES Y ES EN LAS PEQUEÑAS OBRAS DONDE SE APRECIAN CON GRAN INTENSIDAD SUS AMABLES Y ESCUETAS INTERVENCIONES.

SE TRATA DE UNO DE LOS PROFESIONALES MEJOR COMPRENDIDOS POR EL GRAN PÚBLICO, Y UNO DE LOS ARQUITECTOS QUE EN LA ACTUALIDAD RECIBE MÁS ENCARGOS EN TODO EL MUNDO.

el museo de literatura moderna recuerda en SU esbeltez el esencialismo de los edificios CLÁSICOS DE LA ALEMANIA DE ENTREGUERRAS, A TONO CON EL NUEVO ACCESO AL NEUES MUSEUM (BERLÍN).

DAVID/ Chipperfield es un pro­fesional austero y estricto, que en­tiende cada proyecto como una opor­tunidad única para replantear las pau­tas arquitectónicas. Cada interven­ción suya es y parece distinta, pues son las condiciones del lugar las que acomodan la forma y la imagen de la obra, que el arquitecto londinense su­pedita al contexto y a la función y ne­cesidades del programa. Se autodefine como un arquitecto conservador, ajeno a las modas que convierten las actuaciones arquitectónicas en obje­to de consumo pasajero. Por el con­trario, Chipperfield cree que la arqui­tectura se debe construir alrededor de nuestros rituales cotidianos, y que su fin es mejorar la existencia de los usuarios.

Esa sensación emana de su propia casa de verano en Corrubedo, en Ga­licia, del diseño del apartamento en doble altura de Kensington, realizado en Londres a finales de los noventa, de las viviendas de Port Isaac y de Richmond, o de la volumetría en es­quina creada recientemente para una de las manzanas del Kupfergraben de Berlín. Chipperfield trata de contagiar los edificios públicos del mismo es­píritu de comodidad casera que se dis­fruta en sus espacios privados.

Los múltiples museos, de los que ha llegado a ser experto, teatros, centros de conferencias, hoteles y oficinas o pequeñas tiendas se fragmentan pa­ra presentar una imagen amable y ho­gareña en fachadas y espacios.

Su propuesta reticular para la am­pliación de la bellísima isla funeraria de San Michele de Venecia, está im­buida de la misma evocación de fa­milia que transmiten, entre jardines, unos cuantos edículos tapiados que Chipperfield saltea sobre la cuadrícula y que ofrece a los visitantes y pa­rientes que acuden a depositar flo­res. Sus cualidades de cementerio do­méstico hicieron que se alzara con el primer premio del concurso en 1998, del que acaba de inaugurarse el pri­mer patio, el de los Evangelistas, mientras el resto continúa en cons­trucción.

La misma idea subyace también en sus elegantes y sobrios diseños de va­sijas cerámicas, juegos de té, tazas, lámparas, mobiliario de aspecto geo­métrico, grifos y aparatos sanitarios que se han hecho habituales en nues­tras tiendas especializadas, y para los que emplea materiales de delgadísi­mo espesor y sintaxis por contacto. Sus propuestas arquitectónicas son igualmente desvestidas, conceptua­les y perpendiculares, lo que ha per­mitido que sea unánimemente con­siderado como un artista del mini­malismo. Pero la razón de ser de su obra restrictiva radica, en palabras de su autor, en la obligación autoim-puesta de construir con la cantidad justa de arquitectura, aquella que no invade el espacio ni agobia la escena. Chipperfield desea proponer casas y objetos escuetos para vivir disfrutan­do de la belleza de la vida.

UN GRAN EQUIPO

Por estas razones se trata de uno de los profesionales mejor comprendidos por el gran público, y uno de los ar­quitectos que en la actualidad recibe más encargos y logra más concursos en lugares del planeta muy distantes entre sí, y alejados de Londres, su ciu­dad de origen y sede de su estudio principal. La firma "David Chipperfield Architects Ltd" mantiene un equipo de 150 colaboradores de quince na­cionalidades, muchos de ellos arqui­tectos, distribuidos entre sus oficinas de Londres, Berlín, Milán y Shangai. Como en otras empresas de prestigio, a todos ellos se pide don de lenguas, entusiasmo, disponibilidad y atención meticulosa por los detalles. Chipper­field suele compartir, además, su tra­bajo con estudios de arquitectura au­tóctonos de los países en los que se emplazan las obras, con el fin de di­luir en la cultura local cualquier ras­tro de impositiva influencia británica.

Actualmente desarrolla una treintena de obras repartidas entre el Reino Uni­do, Italia, España, Alemania, Bélgica, Austria, Estados Unidos y China, cu­ya sola enumeración impresiona por el contenido de su cometido.

Fuera de nuestro país están en cur­so, entre otros, los proyectos de la Ciu­dad de las Cultura de Ansaldo en Mi­lán, del Palacio de Justicia de Salerno, la reforma del área del Convento de Santa Clara de Pisa, la Turner Con-temporary Callery de Márgate y los museos de Anchorage en Alaska, Folkwang de Essen, de Wakefield -que es un conjunto interesante de cajas giradas-, el Museo Aust Agder de Arendal en Noruega, la restauración del Neues Museum, primer premio del concurso de 1997, sus accesos y el proyecto de acondicionamiento de la Isla de los Museos de 1999, ambos en Berlín, donde tiene previsto realizar su primer rascacielos junto al río

Spree, una aguja que recuerda la ar­quitectura expresionista de cristal de Mies van der Rohe para la Frie-drichstrasse. Y la ampliación del Mu­seo de Saint Louis en Atlanta en EEUU, cuyo pabellón es también un volumen miesiano, acristalado y luminoso que, envuelto en la arboleda del parque, somete su presencia a la del bello edi­ficio original, de 1904.

Chipperfield está realizando su obra más comprometida en Berlín, con el acceso al Neues Museum, para el que ha ideado una escalinata bajo pórti­co tratando de rehacer el lugar como un médico traumatólogo, y la res­tauración del edificio de mediados del siglo XIX, sede de la colección Amarna desde 1920 hasta la Segunda Gue­rra Mundial. Para el arquitecto britá­nico las ruinas berlinesas de los bom­bardeos forman "parte de los es­combros de la historia" y constituyen un monumento arruinado a preservar como tal, pues se han mantenido co­mo "ruina durante más de cincuen­ta años y borrar la historia es una enor­me responsabilidad". Fiel a esta idea, acomete la restauración del antiguo museo con la misma exquisita sensi­bilidad con que terminó las obras de 2004 de otro palacete decimonóni­co, el de las antiguas escuelas de la Friedrichstrasse.

La escasez de encargos de envergadura marcó sin embargo el co­mienzo profesional de Chipperfield. Después de diplomarse en 1977, al terminar su formación en la Architectural Association de Londres, tra­bajó, entre otros, en los estudios de Richard Rogers y de Norman Foster y comenzó su labor como docente en las universidades británicas, prolon­gada después en Harvard y otros cen­tros de prestigio.

Desde la fundación de su oficina en 1984, alternó el proyecto de viviendas privadas con el diseño de mobi­liario y locales, realizando una serie de tiendas para Issey Miyake en Lon­dres y Japón, a las que seguirían las de Equipment, Joseph y Dolce & Gaba-nna, que han resultado definitivas en la imagen minimalista de la tipología comercial expositiva.

Aunque su éxito en actuaciones de prestigio parece imparable, Chipper-field no ha abandonado el proyecto de pequeñas piezas y tiendas, cuyas pautas de imagen y diseño ha reno­vado en los recientes locales de Pas-cuale Bruñí en Milán, lleno de brillo y color, y de Rena Lange en Frankfurt, que es un hermoso ejercicio de cajas blancas como percheros que flotan en la luz. En la tienda alemana, Chipperfield resume de nuevo los cri­terios de composición arquitectóni­ca que aplica a los edificios, en los que el espacio es un laberinto escul­tórico definido por la utilidad y en­vuelto por elementos de cerramien­to delicadamente imperceptibles y materiales finos.

RUMBO MEDIÁTICO

A partir de la década de los 90, y so­bre todo en los primeros años del si­glo XXI, la carrera de Chipperfield to­mó su rumbo mediático. Marcaron su inicio, en 1989, el edificio en hormi­gón del Toyota Auto Kyoto en Japón y el River and Rowing Museum de Henley-on-Thames, dos ensayos es­culturales menudos, de cuidada cons­trucción, en los que transita del esti­lo de Tadao Ando a la arquitectura vernácula de cabañas de madera, pro­bando las relaciones entre forma ma­terial y forma espacial, encuadre pla­no, tridimensional y paisaje, y luz y re­corrido en laberinto que caracterizan su obra.

En 1996 terminó en Berlín una vi­vienda unifamiliar de ladrillo con aire neoplasticista y, en 1997, los estudios de la Kaistrasse en Dusseldorf, en los que alterna repetición de huecos y es­cala gigante, la misma que volverá a tantear en 2001 en los repartos rec­tangulares de las fachadas del Landeszentralbank de Cera, junto a Leip­zig. En la misma línea reticular com­pone uno de sus edificios más bellos y ordenados, el Ernsting Service Cen­tre de Coersfeld-Lette, terminado en Alemania el mismo ano.

Sus obras emblemáticas son re­cientes y variadas. Entre ellas, están la Biblioteca Pública en Des Moines y el Figge Art Museum de Davenport, en EEUU, y otros dos museos, el de Li­teratura Moderna de Marbach, en Ale­mania, y el de Liangzhu, en China, ter­minado en 2007. La biblioteca es una de las obras más netas de Chipper­field, que ha proyectado un prisma ondulante con planta estrellada trian­gular para incluir en sus intersticios un parque visible desde las salas de lectura. El museo Figge Art es para su au­tor una estructura monolítica de vo­lúmenes de cristal que ofrece al río Mississípi su frente cambiante de opa­cidades, transparencias y superficies traslúcidas. Y el Museo de Literatura Moderna, una de las piezas maestras de Chipperfield, está formada por dos pórticos superpuestos sobre un terri­torio en ladera. Recuerda en su es­beltez simplificada el esencialismo de los edificios clásicos de la Alemania de entreguerras, a tono con el nuevo el acceso al Neues Museum.

En España, la obra de Chipperfield es abundante desde que realizara la obra de adecuación de los accesos al Paseo del Óvalo en Teruel, que me­reció ser incluida en la exposición On Sitedel MoMA de Nueva York. Su pa­bellón de visitantes Veles e Vents inau­gurado para la Copa del América 2007 en Valencia le ha dado fama na­cional, así como sus intervenciones madrileñas en el Hotel Puerta de Amé­rica, que comparte con otros arqui­tectos estrella contemporáneos, y las conocidas viviendas sociales de pa­ramentos rojizos de Villaverde, para la ÉMVS, la Empresa Municipal de Vi­vienda y Suelo.

GALARDONES

Aunque Chipperfield no es habitual de los encargos residenciales colecti­vos, en Berlín ha realizado un intere­sante edificio de apartamentos junto al Tiergarten, en el que los huecos bai­lan al tresbolillo como en las fachadas de Villaverde, y tiene en proyecto va­rias actuaciones en Vilanova i la Geltrú, y Liangzhu y Hangzhou, en Chi­na. Están en proceso de ideación el Centro de Conferencias y Exposicio­nes de Aranjuez, el Centro Cultural Cantera, un teatro y la urbanización de Valle Romano en Estepona, y los jardines de la Plaza del Agua y la Pla­za Verde junto a las torres del nuevo Baracaldo, previstos para 2011.

La obra de David Chipperfield, que en buena medida obtiene por con­curso, tiene innumerables galardones. Ha recibido el Premio Andrea Palladlo en 1993, la Medalla de Oro Heinrich Tessenow en 1999, varios reconoci­mientos del RIBA, incluyendo el no­table Premio Stirling en 2007, que concede el Royal Institute of British Architects, el Deutscher Architekturpreis en 2007, ha sido finalista del Pre­mio Mies van der Rohe en 1999, y es Comandante de la Orden del Imperio Británico. Su trayectoria ascendente augura empresas estelares. O

HUELLAS EN ESPAÑA

PABELLÓN "VELES E VENTS" DE LA COPA DEL AMÉRICA

Valencia, 2005-2006.

Las regatas de la Copa del América de 2007 se celebraron en Valencia por primera vez, y el puerto requería la instalación de una infraestructura representativa y de observación. David Chipperfield y Fermín Vázquez ganaron el concurso convocado a tal fin, con un conjunto blanco de cuatro plataformas desiguales apiladas junto al nuevo canal portuario de acceso de embarcaciones. La más baja es un plinto longitudinal en paralelo a su orilla, que se enlaza con el muelle formando un nivel público de mirador. Bajo ella, se esconde el aparcamiento y la entrada al interior del edificio desde la ciudad. En su extremo junto al puerto se levantan las tres plataformas restantes, que son cuadranglares y se enroscan ascendiendo sobre el tronco de un bloque de cristal. Este cuerpo extremo es un observatorio al aire libre para que se asomen los invitados como en j los salientes de un trampolín. Las bandejas y escaleras exteriores de este zigurat conmemorativo actúan también como viseras para dar sombra y repiten la estructura formal del Panch Mahal, en la India. El interior valenciano se comunica por cuatro núcleos cerrados de escalera y ascensor, que desembarcan ante los muebles diseñados para el edificio por el propio Chipperfield.

VIVIENDAS SOCIALES EN VILLAVERDE

Madrid, 2000-2005.

Chipperfield, con los arquitectos Matías Manuel Santolaya y José María Fernández-lsla, ha construido en Villaverde, al sur de Madrid, un edificio lineal con planta de "U" de 176 viviendas sociales de uno, dos y tres dormitorios, encargado por la EMVS, la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo. La distribución pautada y regular de las unidades residenciales y de habitación, que se atiene a la normativa de residencia social, contrasta con el aspecto irregular, texturado y abstracto de los paramentos exteriores de paneles rojizos. La fuerte identidad del bloque se debe a la sensación de masa muda que transmiten el material rojizo de su’acabado exterior y la forma de prisma quebrado en talud con la que David Chipperfield se ajusta a la normativa municipal que obliga a construir cubiertas inclinadas en la zona. Los huecos de las ventanas, todos ellos idénticos, verticales y esbeltos, participan del mismo juego escultural, alternándose en la fachada con un ritmo distinto al de los espacios interiores, personalizando así cada vivienda.

TERUEL. ACCESOS AL PASEO DEL ÓVALO

 

Teruel, 2001-2003. La Diputación General de Aragón convocó un concurso internacional de arquitectura para mejorar los accesos desde la estación ferroviaria al casco antiguo de Teruel, que se eleva sobre una meseta definida por el terraplén de la antigua muralla, cuyo contorno de ronda recorre el Paseo del Óvalo. En 1921 el arquitecto José Torán construyó una extraordinaria escalinata monumental neo mudéjar para salvar el desnivel. Con un volumen exento formado por un tramo recto que sube a una meseta circular y dos tramos curvos, la escalera apenas toca los muros de contención del paseo, convirtiéndose en una escultura arquitectónica de gran valor. El equipo formado por "David Chipperfield Architects" y "b720 Arquitectura" obtuvo el primer premio con una solución sensible para la nueva puerta de Teruel. Ante la futura estación del AVE se dispone una plaza de conexión que presenta al viajero del tren la escalinata y un camino tendido entre árboles, estrecho y pavimentado que conduce a un discreto nicho prismático excavado en la muralla, en cuyo fondo se encuentran los ascensores iluminados cenitalmente. Para Chipperfield, "en el caso de Teruel, el proyecto pedía modestia", y había que esconder los ascensores sin ruptura de los bordes del mirador del Paseo del Óvalo.

CASA EN CORRUBEDO

La Coruña, 1996-2002 David Chipperfield ha construido en uno de los parajes más hermosos de Galicia su propio refugio estival, desde el que otear al sur el Atlántico de la ría de Arosa. En esta casa levantada con esmero en el pueblo de pescadores de Corrubedo, su autor despliega sus mejores recursos arquitectónicos logrando una de sus obras más elegantes y sensibles con un entorno de calidad excepcional. En las inmediaciones del Parque Natural del Complejo Dunar de Corrubedo, que incluye una playa salvaje bellísima, se alzan en franjas paralelas a la costa las casas adosadas de su breve conjunto edificado. Chipperfield completa la banda que mira al mar con una pieza blanca y sutil que se desvanece en el alzado general al repetir el tamaño y las pautas de cornisa y huecos salteados de las edificaciones colindantes. Sólo cambian su ritmo neutro los ventanales del salón y el gran nicho cuadrangular de la planta primera. A su través, el paisaje del puerto y del concello de Ribeira se introduce en el espacio interior como un encuadre escenográfico cambiante que llena la casa de paz. Distribuida en dos niveles nobles, planta semienterrada y un ático para estancia al aire libre y mirador, se organiza en su fachada a la calle con un juego de maclas y entrantes que, además de configurar un hábil y protegido acceso principal, consigue integrar con delicadeza una intervención de arquitectura culta en un medio popular.

CIUDAD DE LA JUSTICIA

Hospitalet de Llobregat, 2002-2008. En la Gran Vía de las Cortes Catalanas, junto a la plaza circular de Ildefonso Cerda, está en avanzado estado de construcción una de las obras de mayor envergadura del equipo formado por "David Chipperfield Architects" y "b?20 Arquitectura", la Ciudad de la Justicia que reunirá los juzgados de Barcelona y de L’Hospitalet y la Audiencia Provincial. La propuesta divide el conjunto en ocho edificios prismáticos en desorden aparente, de modo que cada juzgado y su acceso se reconozca individualmente, disminuyan los pasillos y recorridos, cambie la escala y se humanice la imagen de la institución judicial. Los bloques se agrupan en su interior en torno a un espacio común en planta baja, que actúa a modo de calle de gran altura. Siete de los prismas alojarán los juzgados barceloneses y el octavo, los de Hospitalet. Cada bloque se reparte en zona inferior de salas de audiencia y zona superior de oficinas, y se reconoce por un cambio tenue del color de los paramentos de fachada, que Chipperfield resuelve como un continuo de ventanas y machones, a modo de encaje pétreo de estilo internacional. La disposición irregular y girada de los volúmenes propicia ricos encuentros visuales y perspectivas variadas que no harán indiferente el tránsito entre ellos.

3 comentarios

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Curiosa -

Qué bonito comentario el de Chipperfield en relación con su intervención en Teruel: su arquitectura como susurro en la ciudad histórica.
Uy, el icono que tanto se lleva ahora, ya veremos lo que pasa en unos años.

Sara -

Me ha gustado leer las opiniones de un arquitecto considerado estrella, pero que creo tiene las ideas claras de que es lo que se debe hacer. No puedo evitar relacionar lo que dice con Aragón y Zaragoza. Me ha dejado preocupada por su opinión sobre la calidad de los materiales de construcción en España. Igual al haber construido tantas cosas tan deprisa en Zaragoza para la EXPO, se ha descuidado la calidad y buen acabado y después de la EXPO nos tenemos que dedicar a arreglar todo lo que se ha hecho con descuido.....
Me gusta que publiqueis articulillos que nos sirvan para ir formándonos e informándonos. Un saludo y felicidades.