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APUDEPA

Apudepa visita al antiguo palacio de Don Lope, actual palacio de la Real Maestranza de Zaragoza

Apudepa visita al antiguo palacio de Don Lope,  actual palacio de la Real Maestranza de Zaragoza

Foto del grupo visitando el palacio. Apudepa, 15-12-2012. Entrega del VIII Premio Apudepa.

Como motivo de la entrega de los premios Apudepa 2011, VIII Premio a las buenas prácticas en materia de restauración al Palacio de la Real Maestranza, el pasado sábado día 15 de diciembre, día de entrega de los Premios, la profesora Carmen Gomez Urdáñez, especialista en arquitectura del renacimiento en Aragón, dirigió una interesante visita a los socios de Apudepa. Ángel Tomás ha tomado estas notas que ofrecemos aquí. La visita fue especialmente intensa porque además del análisis formal del edificio Carmen Gómez nos interpretó al detalle la importancia del palacio en la época, incluyendo muchos matices de interés. En sus palabras previas todos agradecimos  que Carmen se sumase al VIII Premio  Apudepa

Comenzó la profesora destacando el  edificio como  el mejor conservado del renacimiento en Zaragoza,  la importancia de los artistas que trabajaron en  el,  la personalidad del propietario Miguel Donlope, el mejor abogado de la ciudad,  concluyendo con  la Real Maestranza de Caballería, los actuales propietarios desde 1912, que han mimado el edificio y depositado en el importantes bienes muebles. Destacó  el palacio como un edificio bastante bien conservado e hizo alusión a la espléndida arquitectura monumental que hubo en Zaragoza en el siglo XVI, que a la ciudad venían venecianos, florentinos, gentes de ciudades muy hermosas y decían que no conocían otra ciudad tan espléndida como Zaragoza. De esa época quedan ahora algunos edificios sueltos, pocos, indicando que en la ciudad hubo otros grandes  palacios pero que han desparecido  como el palacio de los Coloma (actual Casino Mercantil), el edificio de Miguel Velazquez Climent y  el palacio de los Zaporta, cuyo patio está ahora en la sede central de IberCaja. Aludió a la proximidad del edificio del Museo Camón Aznar indicando su nueva transformación desde la última remodelación.  Cerca de aquí estaba el Palacio de la Diputación del Reino, plaza de la Seo. Era una ciudad muy dinámica, con muchos edificios representativos. Miguel Donlope se pudo construir este palacio porque cobraba sus servicios a porcentaje de las posibles ganancias del cliente y de esta manera hizo muchísimo dinero.

Resaltó Carmen que este palacio era una casa muy grande. La vida se hacía en la primera planta, que era la principal, la planta noble. La planta baja estaba destinada a servicios. Tenía caballerizas, bodegas de vino… Es una casa de tipología mediterránea, como dice Caro Baroja. Es una estupenda representación de un momento muy rico de la ciudad y donde nos podemos hacer una idea de cómo se vivía en la época. Las casas tenían patio, que es elemento muy típico, y coronándola galería de arquillos,  planta que estaba vacía, era el desván,  la falsa cubierta... Como esta galería era útil, se mantuvo en muchas tipologías… Destaca Carmen que había zonas más frescas en la planta baja, para el verano... Los espacios se adecuaban con textiles, más frescos o calurosos, según la época. Cuando esta casa se construyó no había balcones. Eran ventanas y a cada lado había bancos donde se sentaban a mirar. No había vidrio en las ventanas, eran lienzos encerados, o de otro tipo. Cuando esta casa se construyó por los años de 1540 se hacían ventanas con varios  compartimentos al estilo antiguo mediterráneo.

El patio. 

Una vez en el patio del palacio,   indica Carmen  que al zaguán y al patio contaban con tránsito continuo de gente. Estos edificios tenían los portalones abiertos y pasaba muchísima gente al despacho de don Miguel Donlope, que estaba en una estancia del patio, y venían muchos proveedores, y en las columnas quedan las marcas de los carros, etc. Para que no subiera la gente a los pisos de arriba, Donlope encargó una reja. Señala un  ala del patio que se tabicó en el siglo XIX, cuando viene a residir a Zaragoza gente de las zonas rurales y la ciudad esta constreñida por las murallas, y estos caserones brindaban un montón de espacio para vivienda. Recuerda también que cuando hace ya años vino por primera vez a investigar al palacio, que en la planta primera vivía la señora Pilar y en los entresuelos vivían los hermanos Latorre, que eran encantadores y tenían en las bodegas los aperos del campo ya que eran labradores de campos cercanos.

Insiste en que la  casa es muy grande y muy rica y que Donlope la empezó  a los 60 años, en el año 1540, cuando lo denuncian a la inquisición.  El patio junto con la escalera formaba una unidad. Nos indica que en Aragón es característico el anillo  que se ven en la basa de  las columnas  clásicas, pues permite darles a la parte alta de la columna las medidas clásicas, actuando la parte baja como plinto, artificio que permitía dar cualquier altura al piso. Con el tiempo estos anillos se llegaron a utilizar como elementos decorativos. El patio está muy completo. Las columnas tienen unas figuras de yeso y también los antepechos del patio y las escaleras En los antepechos había decoración escultórica parecida a la que hay en el Camón Aznar y que fue sustituida por otros detalles en el XVII, más sencillos. Respondían a un programa iconográfico…

Escalera 

Es de mucho interés, una pieza excepcional del renacimiento. Esta cubierta por una elaborada cúpula de madera a base de casetones, que es parecida a la que había en la casa Zaporta. Es una de las más ricas. El trasdós es muy simple. Destacan los elementos cupulados de madera, con pinjante de mocárabes, y también en los ángulos, elementos que da gran riqueza a la cúpula. Matiza que en esos años de construcción del palacio es  una época en la que no se elige, lo que hay se utiliza para dar mayor riqueza y prestigio. Es decir, que lo mudéjar se utilizaba. Pocos años más tarde –añade- por influencia de Trento la sociedad se vuelve más intransigente y se abandonan las reminiscencias  y elementos formales que recuerden a los árabes, lo musulmán y lo mudéjar. Señala que los elementos de la arquería  con columnas de alabastro, que separa la galería superior de la escalera, se han podido recuperar porque estaban embutidas en el muro. Formaba parte del conjunto de patio y escaleras. Los paneles laterales son originales, el central está retocado. En esta ala tenía su vivienda la señora Pilar.

La sala

Indica que no se utilizaba la palabra salón. La habitación noble era siempre ‘la sala’. Era la parte más característica  en las viviendas, con este tipo de desarrollo, una sala en el centro y dos cámaras laterales, pero a veces eran tres o cuatro. Se adaptaba el número de estancias  a la longitud de la fachada principal. Era un espacio multiusos y menos privado que las cámaras y retretas, y servía tanto para dormir como para comer, estar, etc. En ella no había mucho mobiliario: las mesas eran tableros que se ponían sobre caballetes, las sillas individuales no existían, tal vez alguna pequeñita de mujer. La gente se sentaba en bancos. Había algún armario para guardar vidrios pues se rompían fácilmente. Las ropas y otras cosas se guardaban en arcones. En invierno hacía mucho frío pero la presencia de chimeneas en los extremos de la sala daban idea del confort y nivel social de la casa. La casa era considerada rica si tenía una chimenea empotrada en cada extremo. En la pared se ponían telas de todo tipo, frescas en verano y telas gruesas, o tapices en invierno. Las techumbres  presentan  casetones y entrecruzados, que responden a la tradición mudéjar. Las paredes eran blancas en el siglo XVI, bastante sobrias y los techos riquísimos, como vemos en la Aljafería. En el suelo había estrados con almadraques,  colchones, cojines, donde se sentaba la gente…

Suelos 

Se ponían esteras en verano y alfombras en invierno. Era fundamental acondicionar térmicamente estos espacios. La Real Maestranza encargó esta esteras a artesanos de Alicante.

Cámaras

Una de las cámaras tiene un techo trabajado con casetones y relieves extraídos de un tratado de Serlio, y en el centro un elemento de mocárabes. Cada techumbre es diferente. Comenta Carmen que antes de intervenir en la restauración de algo es importantísimo  estudiar e investigar, para evitar algunas actuaciones desafortunadas, como ha pasado en Tarazona. Destaca el poder observar estos espacios con los balcones abiertos.

En una de las cámaras pequeñas hay una mesa y algunos elementos de la Real Maestranza, siendo un maestrante el que nos traslade algunas singularidades. Presidiendo la sala de  juntas hay un retrato del rey Juan Carlos, ya que es el Hermano Mayor. Cuando hay junta se descorre una cortinita que lo cubre y cuando no se tiene tapado. Sobre una mesa se van unos cilindros y teruelos. Se nos dice que se  votaba con unos cilindros, redolinos o teruelos, y se metía un haba dentro. El acto de votar era fabear (de faba, haba). Luego se hacia el recuento, de ahí procede la frase “son habas contadas”.

Pertenecen a la orden de  la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza  144 caballeros y casi la misma cantidad de damas. No todas Reales Maestranzas tienen brazo femenino, solo la de Valencia y la de Zaragoza. Hay 5 en España. Sevilla, Ronda, Valencia, Zaragoza y … Zaragoza es la más joven como tal, por nombramiento de Fernando VII, 1819,  pero es la más antigua en cuanto “Cofradía de Infanzones y Caballeros de España”,  documentada en 1291. Para ser maestrante debes ser descendiente de alguien que ha tenido privilegios reconocidos por el rey antes de 1835, tienes que enlazar con alguno de esos antepasados. En Aragón, los hidalgos se denominan infanzones. Existe un archivo propio. Desde 1819 se conservan todos los expedientes numerados, No se pueden consultar a no ser que lo autorice el propio afectado.

Sala que da a la calle Urriés. Tapiz de San Jorge. 

Esta parte se ganó al palacio pero la del piso de abajo no. El techo no está con artesonado, son vigas de madera cuadreada, limpias  y así son raras, pues debieron tener sobreviguetas. Estas son habitaciones que rodean la luna.

En esta  sala hay un hermoso tapiz llamado de San Jorge que debió estar en la capilla del palacio de la Diputación del Reino, donde estaba situada la cofradía de infanzones y caballeros,  es decir, donde está ahora  en la Plaza de la Seo la Casa de la Iglesia, junto al museo Diocesano. Nos lo explica la profesora Carmen Morte.  Es una pieza espléndida. Es un tapiz formado por varios trozos de telas. No son piezas flamencas sino de procedencia italiana. Es una pieza única. Se ha conservado muy poca cosa del siglo XVI. En el siglo XIX se quemaban los tapices bordados en oro y plata para sacar el metal fundido. Además era tenido por obra de artesanía y minusvalorado, así que los grandes coleccionistas americanos se hicieron con maravillosos tapices españoles a un precio irrisorio. Un maestrante nos comenta que se ha restaurado en la Real Fábrica de Santa Bárbara de Madrid y que finalmente que no ha hecho falta ponerlo en ninguna vitrina. Ahora está colocado sobre un bastidor, dado su tamaño en un plano inclinado. En alguna de las salas se puede apreciar la carpintería original del XVI

Entrepiso

 En otra sala hay un precioso pavimento de yeso con elementos cerámicos de arista embutidos. Es muy importante que se haya conservado. Había en la casa estancias de verano y estancias de invierno. En verano sala con azulejos.

Garaje y bodega

Salimos al garaje donde nos cuentan que se cedió al ayuntamiento un trozo de espacio para que se habilitara una calle con posibilidad de tráfico entre la Seo y este palacio, a cambio de rehabilitar  esta fachada, como así se hizo.

Conserva  pozo de la época, lo que es muy excepcional,  y cuenta un maestrante que nos acompaña que hace poco les robaron, saltando por la tapia, el cubo que era antiguo y la carrucha. Todas las  casas tenían pozo, ya que era muy importante y vital y en el patio estaba el arca de la harina, el lancero (donde dejaban las lanzas) y el pozo. Los viajeros que venían a Zaragoza se quejaban que la ciudad tenía pocas fuentes, pues todas casas tenían pozo.

Esta casa de grandes dimensiones tiene enormes bodegas, de las más grandes de Zaragoza. Descendemos a una que nos dicen que era de los hermanos Latorre y aquí tenían hasta hace poco tiempo los aperos de labranza. Hace un tiempo también cultivaron aquí champiñones.  Por un agujero practicado en la parte superior se echaba desde la calle el heno para las caballerías.

En el patio, Belen Boloqui agradece a Carmen la interesante visita,  el esfuerzo realizado y le entrega en nombre de Apudepa un ramo de rosas amarillas.Concluye el acto con una cerrada ovación de todos los asistentes para la profesora Carmen Gomez Udáñez. 

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