B.O.A 18 de diciembre del 2013: AVERLY, partida en dos
Exposición Esquinas del Psiquiátrico sobre Averly, Fotos Carlos Blázquez, septiembre 2013
B.O.A 18 de diciembre del 2013: AVERLY, partida en dos
El pasado día 18 el Boletín oficial de Aragón dio punto final al expediente de catalogación para la antigua fábrica Averly de Zaragoza por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural, firmada por la Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deportes, Mª Dolores Serrat. El expediente ha ido inusitadamente rápido y en su conjunto ha beneficiado a la nueva propiedad, la constructora Neurbe Promociones, que supuestamente podrá construir en la zona de las cuatro naves y aledaños la misma cantidad de pisos, 200, que tenía proyectado en el 100% del terreno. Como resultado el antiguo espacio Averly queda partido en dos, de tal manera que un tercio de la fábrica se conservaría, descontextualizada, y el resto, que queda desprotegido por la expresada Orden, podría derribarse, si no se articulan otras medidas oportunas que Apudepa está intentando por vía oficial, es decir, reglamentariamente. Con la administración además de protestar hay que jugar sus mismas armas pero cuando se hace poco menos que nos llaman talibanes.
Averly es una gran joya del patrimonio industrial, un ejemplar único que la familia Averly-Bea-Hauke, 1853-2013, de forma benemérita, y en solitario, se ha empeñado en conservar durante casi 160 años. A los Hauke le ha barrido también la actual crisis. Averly no es una industria más, es una pieza única del patrimonio aragonés: es una catedral de la industrialización aragonesa, una joya, un brillante, que algunos quieren dividir lanzando sus restos a la alcantarilla. Si así sucediera nunca será el referente industrial que ha sido para Aragón. La orden en su ANEXO I alude a la conservación de la portada, el espacio distribuidor de acceso, vivienda del director-propietario, las oficinas el taller de ajuste, la red subterránea de canalización del agua y los rehíles de distribución. Pero Averly no es solo eso, en ningún sentido. Si no permitiríamos que una catedral quedase cortada por la zona de su crucero, tampoco podemos permitir en la fábrica Averly que puedan derribarse los cuatro edificios principales, y sus añadidos correspondientes, del proceso de fabricación, que es lo que avala el texto y los planos de la Orden del BOA, como puede verse en el anexo IV: inmueble de carpintería, modelos, fundición y calderería. De todos estos edificios nada se cita, ni se alude en el texto, se dan ya por finiquitados, cuando desde el punto de vista industrial y de la conservación tienen tanta o más importancia que lo que se ha catalogado (véase al final de la Orden los citados planos. Lo conservado está incluido en la delimitación de trazado en rojo, el resto no se contempla).
Además, todos y cada uno de los edificios del complejo metalúrgico contienen una ingente cantidad de bienes muebles, todos de gran interés que ejemplifican de forma extraordinaria todo el proceso industrial de la fábrica durante más de siglo y medio. Por sus espacios se reparten los miles y miles de piezas que la famila Averly-Bea Hauke ha tenido a bien conservar durante tantos años por amor a su industria y a sus productos fabricados con esmero: piezas para harineras, piezas hidráulicas, autoclaves para hospitales, elementos artísticos y urbanísticos, etc., etc. Sin embargo, la Diputación General de Aragón han catalogado como tal solo 132 elementos (ciento treinta y dos), como puede verse (véase la orden el ANEXO II, p. 3 a 5). Finalmente, el ANEXO III impulsa la catalogación de un archivo extraordinario, tal y como puede comprobarse en el artículo "El archivo de los talleres Averly S.A.: Memoria de la Industria".
En el conjutno de la Orden, resulta incuestionable la capacidad destructiva de nuestras autoridades. Es disgregar un modelo de fábrica, con todos sus elementos conservados y archivados, para nada, para que se dispersen, como otros "bienes de la Franja". Repetimos la jugada del Aragón oriental nosotros mismos, sin obispados catalanes por medio.
La arbitrariedad del caso, la soledad a la que ha estado abandonada la propiedad, con quienes, al parecer, no se ha puesto en contacto ni la Diputación General de Aragón, ni el Ayuntamiento, hace que los bienes en su conjunto estén en peligro, como ya comentamos hace poco días en una nota de prensa que colgamos en este blog (enlace). Un nuevo pelotazo urbanístico se cierne sobre la ciudad. ¿A quién beneficia?, pues ya saben a los mismos de siempre, a las constructores, pero desde luego esto va en contra del bien común, de la ciudad, e, incluso, intuimos que de la propia familia Hauke que comoconsta en el expedietne de la Dirección Genral se ha visto forzada a vender por deudas que le ha generado en última instancia la propia fábrica.
En suma, un dislate que ningún experto en patrimonio industrial suscribiría: ni desde el punto de vista de arquitectura industrial; industrial propiamente dicha (maquinaria);ni desde el punto de vista artesanal; social; antropológico, histórico-artístico; historia económica y patrimonio inmaterial. Para ello la Dirección General se ha servido de dos técnicos de su departamento que han avalado lo que hubiera sido impensable en un departamento más riguroso. Ellos sabrán pero les pediremos cuentas.
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