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APUDEPA

EL TEATRO FLETA DE ZARAGOZA PATRIMONIO DEL SIGLO XX MALOGRADO

EN LA JORNADA INTERNACIONAL SOBRE MONUMENTOS Y SITIOS

Publicado en Heraldo de Aragón en abril del 2002

En 1982 la autorizada organización de profesionales independientes de ICOMOS, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios que trabaja por la salvaguardia del patrimonio cultural mundial en estrecha relación con la UNESCO, de la que es asesora, y con ICCROM (Consejo Internacional para la Conservación y Restauración de los Monumentos), instituyó el día 18 de abril la “Jornada Internacional de Monumentos y Sitios”, forjando este año del 2002 un llamamiento especial a favor del “Patrimonio del siglo XX”.
APUDEPA, Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés, desea sumarse a esa llamada de ICOMOS reflexionando sobre una arquitectura de vanguardia, el Teatro Iris de Zaragoza, luego denominado Teatro Fleta, obra del arquitecto José de Yarza García, apellido el de Yarza bien conocido por la saga ininterrumpida de excelentes maestros de obras y arquitectos desde el siglo XVII. Todo un plus añadido que Zaragoza y Aragón deberían de preservar como memoria histórica.
José de Yarza García tuvo el buen hacer de insuflar nuevos aires de modernidad a la arquitectura zaragozana de mediados del siglo XX, después que la guerra civil española y sus tremendas secuelas zanjasen el movimiento moderno iniciado por la arquitectura internacional racionalista que incorporó en España Fernando García Mercadal, arquitecto aragonés que tuvo su proyección local en los hermanos Regino y José Borobio. Estos nombres y sus obras, y el de Yarza, estuvieron presentes en el Primer Seminario que se celebró en Zaragoza en 1997 DOCOMOMO Ibérico, cuyas siglas corresponden a “documentación y conservación de la arquitectura y el urbanismo del movimiento moderno” (1925-1965). Como colofón del interesente seminario que propició el Colegio de Arquitectos de Zaragoza se visitaron cuatro edificios del siglo XX: el Rincón de Goya del Parque Primo de Rivera (García Mercadal, 1927-1928), la Confederación Hidrográfica del Ebro (Regino y José Borobio, 1933), el Teatro Fleta (1953) y la Estación de Servicio de los Enlaces (1962), obras estas dos últimas de José de Yarza. Estos cuatro edificios, junto con la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de José Mª García de Paredes (1963-1967) en Teruel, eran en 1997 los cinco edificios seleccionados por DOCOMOMO Ibérico que incluía en la península un total de 167.
APUDEPA acudió a la cita de DOCOMOMO y recuerda los continuos elogios a la lección permanente de las obras de Yarza expuestas en sus novedosas y ligeras estructuras-soporte de hormigón, la concepción valiente de su espacio, el buen gusto de su ornamentación moderna, la adecuada acústica y el valor de la caja escénica que conservaba toda la maquinaria original en perfecto estado de funcionamiento, hermoso valor añadido sobre el que voces autorizadas nos hicieron reflexionar. Las cualidades arquitectónicas también están realzadas en las ultimas guías editadas y en la polémica que se terció hace cosa de unos tres años por la propuesta de derribo de los propietarios para construir viviendas. Esta asociación recuerda que comprar el Teatro Fleta costó muchísimo dinero a los aragoneses por el valor añadido de una obra consolidada como la de Yarza. Pero ahora nada de todo ello se conserva salvo la estructura-soporte del patio de butacas . En definitiva, el actual teatro Fleta es algo así como la cáscara al huevo o la raspa a la sardina. ¿Identificarían Vds. como su vivienda si le hubiesen mantenido sólo los pilares de su casa, si le hubiesen alterado la forma de sus habitaciones y, además, le hubiesen cambiado todo el mobiliario? Eso es lo que ha ocurrido con este teatro pues su espacio ya no es el mismo: fíjense que de unas 1.700 butacas se ha pasado a unas 800 y la caja nueva del escenario va a penetrar dilatadamente en la platea o patio de butacas. Sin que hubiese una justificación por medio, el teatro Fleta se ha convertido, según criterios de la restauración arquitectónica en Europa a finales del siglo XX, en un “falso histórico” y en un “falso arquitectónico” porque no es auténtico. No es el edificio de Yarza. Le falta la materia original y por consiguiente adolece de autenticidad e identidad.
Ese no es modo de conservar ni rehabilitar un edificio que estaba catalogado en el P.G.O.U. como de interés arquitectónico, pues el propio nombre de la catalogación indica por sentido común lo que básicamente debería haberse preservado: su arquitectura íntegra. Otra cosa es que el PGOU tenga abierta “gateras” tan inmensas que en realidad permita hacer cualquier cosa, circunstancia que se ha denunciado por esta asociación en las sucesivas alegaciones al PGOU pero el Ayuntamiento ha hecho oídos sordos. Es “vox populi” que los intereses urbanísticos del Ayuntamiento nos tiene acostumbrados a tamaños desaguisados pero que el propio departamento de Cultura y Patrimonio de la D.G.A promocione y venda actuaciones tan lamentables es el colmo del disparate. ¿A quien beneficia tanto hormigón armado? Esta política cultural poco tiene que ver con la conservación de la memoria histórica, con la educación en la enseñanza obligatoria y ciudadana en los valores de la arquitectura contemporánea, con el desarrollo sostenible y con la debida proyección internacional de nuestros salas de espectáculos como “escenarios históricos” (hablamos en plural porque también se derribó hace poco tiempo el cine Coliseo, obra de Yarza y Martínez de Ubago). Es un hecho también que contamos con malos catálogos que protejan el patrimonio pero si cuando está un edificio doblemente catalogado –DOCOMOMO y PGOU- y no sirve prácticamente para nada ¿cómo se le puede llamar a eso? ¿A quien pedimos responsabilidades por gestionar mal nuestro patrimonio?
Sirva el día 18 de abril, Jornada Internacional de los Monumentos y Sitios, para recordar la obra señera del perdido Teatro Fleta. Si Zaragoza necesitaba de un nuevo escenario de las artes escénicas debería de haberse proyectado en otro lugar y el tiempo hubiese hablado de la bondad, o no, del nuevo proyecto que eso todavía tendrá que demostrarlo el arquitecto del nuevo diseño. Adaptar la horma del antiguo Fleta en el nuevo era imposible y se ha consentido destruir un edificio histórico moderno. Más razonable, a la luz de los criterios internacionales de conservación del patrimonio, hubiese sido sumar las peculiaridades de los dos edificios, el histórico moderno y el contemporáneo, haciendo compatibles dos escenarios y buscando fórmulas complementarias de mantenimiento, que haberlas las hay. Hay subvenciones europeas en el programa del Consejo de Europa “Cultura 2000” y otras ayudas más y quizá podían haberse buscado posibles acuerdos entre escenarios históricos y contemporáneos, incluidos los países nórdicos que de eso tienen mucho y bueno. ¿Cuándo nos vamos a concienciar en Aragón que cada obra tiene su propia personalidad, es hija del tiempo en que nació y que es precisamente eso lo que la hace respetable y señera en beneficio de la sociedad en general y en particular de la aragonesa? ¿Acaso se les ha ocurrido al pequeño teatro exento del palacio sueco de Drottninghoms derribarlo por ser obra de 1770 y porque su caja escénica no da las medidas de las de ahora? Allí se siguen montando espectáculos estupendos siguiendo las pautas de finales del siglo XVIII. ¿Acaso el Finlandia Hall de Alvar Aalto en Helsinki ha sucumbido por los problemas derivados del envoltorio externo en mármol de Carrara, inadecuado para esas latitudes tan frías?
Antes de convocar el concurso de ideas del año 2000 y un jurado “monocolor” de selección, el departamento de Cultura y Patrimonio de la D.G.A. debía de haber reunido, como primera medida de urgencia, mesas interdiciplinares de estudio, análisis y propuestas de conservación, educativas y de gestión sostenible para el Teatro Fleta. Seguro que entre todos se hubiesen desarrollado ideas oportunas, sensatas, más económicas y ¿por qué no brillantes? En vez de tanta destrucción, que viene apoyando con el patrimonio de todos los aragoneses, más le valdría cambiar de planteamientos. Una vez más se ha ido a contrapelo y así nos va. Parecidos planteamientos tendrían que haberse dado en el complejo del balneario de Panticosa en la provincia de Huesca, con vaciados de edificios que de ningún modo procedían, otro desatino injustificable, sea quien sea el que firme el proyecto. También nos preocupa la estación de Canfranc, otra interesante arquitectura en torno al ferrocarril que tiene aprobado un proyecto de restauración.

En conclusión, razones históricas – ruptura con la inercia de la vulgar arquitectura franquista-, arquitectónicas – estilo internacional de vanguardia que Yarza supo incorporar a Zaragoza, y familiares –la saga de los Yarza- el Teatro Iris-Fleta de José de Yarza y García es digno de la memoria aragonesa. Han destruido su materia pero quedará en nuestro recuerdo. Descanse en paz.

Para saber más sobre esta Jornada Internacional del 18 de Abril y Arquitectura del siglo XX y del patrimonio en peligro puede entrar en las páginas web de ICOMOS http://www.international.icomos.org/18avril2002.htm y http://www.international.icomos.org/risk/2001/synthesis.htm El lector podrá comprobar que lo que a menudo se hace en tierras aragonesas no encaja con los criterios internacionales establecidos y reconocidos por la comunidad científica como deseables. Alentamos a los educadores, asociaciones y demás colectivos relacionados con el patrimonio y el paisaje cultural a sumarse a esta Jornada de ICOMOS.

Zaragoza 5 de abril del 2002.

Belén Boloqui

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