El ejemplo de otras ciudades: Hechos y no palabras
Ante la aparición de restos arqueológicos de interés, las ciudades reaccionan de formas muy diversas. Algunas, como nuestra querida Zaragoza, se asusta sobremanera, como si cualquier “piedra” en su camino constituyera una amenaza intolerable a “su” progreso. Otras, más pragmáticas, más cultas, ven en cualquier resto una oportunidad única para “dinamizar” el estado social, económico y cultural del lugar del hallazgo. Las menos se preocupan únicamente de proteger su cultura y su pasado, sin reparar en los seguros beneficios futuros de la conservación de sus restos.
Imágenes extraídas de la página web www.tv3.cat/elborn.
Las obras de construcción de la gran Biblioteca Provincial de Barcelona, que iba a instalarse en el Mercado del Born, dieron a conocer la existencia de importantes restos medievales de la ciudad, ruinas del barrio de la Ribera arrasado por Felipe V con motivo de la Guerra de Sucesión. Barcelona supo ver enseguida que, sin poseer valores artísticos excepcionales, esas ruinas iban a ser un revulsivo para esa zona de la ciudad y que, por la envergadura histórica de los restos, el documento no podía destruirse ni ocultarse, que debía ser mostrado a los ciudadanos para que pudieran comprender la historia de su ciudad. La presión de entidades y ciudadanos hizo posible, pues, que las ruinas del Born se conserven para la ciudad y que la tan ansiada Biblioteca Provincial se construya en un edificio de nueva planta en otro solar. En definitiva, la suma, en vez de la resta.
Zaragoza, sin embargo, no aprende que las huellas de su ser pasado exigen mostrarse al ciudadano para convertirse en una ciudad culta. Destruyó los restos romanos de la plaza del Pilar para construir un aparcamiento y ocultó los restos de uno de los yacimientos musulmanes más importantes de España, en Independencia. Solo ciertas actuaciones sobre algunos restos romanos fundamentales han sido acertadas. En los últimos tiempos han aparecido unos restos que nos enseñan cómo fue el Arrabal a lo largo de los siglos. La Diputación General y el Ayuntamiento, muy lejos de reaccionar como las comunidades cultas, se han apresurado a redactar proyectos que ocultan para siempre los restos del Convento de San Lázaro y que solo mantienen a la vista escasos restos del conjunto, perdiendo así éste su coherencia monumental y documental. Ojalá el Arrabal sepa comprender el valor que posee. Ojalá podamos aprender de otras ciudades. APUDEPA apuesta por ello.
4 comentarios
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Josita -
Carmencita Descalza -
NUEBA RASMIA -
un saludo.