Intereses travestidos
Imagen extraída de la página www.gobmallorca.com/sonespases. Donde dije Son Dureta digo Son Espases. El desprecio por el patrimonio cultural y natural no es en modo alguno un hecho aislado de los intereses económicos que dominan el mundo. Por el contrario, es la consecuencia lógica de un sistema económico y social que acepta más o menos tácitamente que el bien público debe de servir a los intereses privados de una minoría poderosa. En muchas ocasiones, el truco magistral consiste en disolver la presencia de esos intereses en una atmósfera de incultura e incertidumbre en que la única función de los gobiernos (que ya no se gobiernan más que a sí mismos) es la de servir de correa de transmisión de intereses difusos que a veces, incluso, se desconocen entre sí. La ficción del “poder” se descubre en casos tan significativos como el que les contamos ahora, de plena actualidad en una Comunidad Autónoma española integrante de la antigua Corona de Aragón: Las Islas Baleares.
Son Espases es un paraje situado en las afueras de la ciudad de Palma de Mallorca, en el entorno del Monasterio de La Real. La zona posee unos valores arqueológicos y culturales fuera de toda duda, además de contar con varios bienes declarados de Interés Cultural. El Gobierno de las Islas, entonces presidido por el ínclito Jaume Matas, decidió en el año 2004, en perjuicio de los valores históricos y artísticos del lugar, situar el hospital de referencia de Mallorca (y su complejo sanitario asociado) en ese lugar hasta entonces armónicamente conservado. Conocido es el desprecio por la “sostenibilidad” o la “contención” de la política urbanística del Gobierno Matas. Partidos de la oposición y asociaciones de todo tipo ponían el grito en el cielo ante una propuesta que perjudicaba ostensiblemente el entorno del Monasterio de la Real y el lugar de Son Espases. El proceso se veía plagado de dudas e irregularidades, señaladas incluso por órganos oficiales como el Consell Consultiu o la Sindicatura de Comptes. En febrero de 2007, la portavoz del Partido Socialista (en la oposición), Francina Armengol, llegaba a declarar que la decisión “responde a intereses especulativos muy particulares. Encarecerá el proyecto inicialmente consensuado sin ofrecer nuevas prestaciones a los ciudadanos”. La dirigente socialista ponía sus cartas sobre la mesa: el PSOE apuesta por el emplazamiento actual de Son Dureta. Son Espases “hipoteca las cuentas y destroza el territorio sin mejorar la atención sanitaria” declara entonces. Armengol pide que sean los electores quienes decidan si quieren el hospital en Son Espases (votando al PP) o en Son Dureta (votando al PSOE o a alguno de los partidos contrarios al Gobierno Matas). “Nunca haremos el hospital en Son Espases”, sentencia.
Pues bien: tras la llegada al poder de la coalición presidida por Antich (PSOE), se decreta la suspensión cautelar de las obras, iniciando un periodo de reflexión que, ahora, parece concluido. El nuevo Gobierno ha tomado una decisión: con mínimos retoques seguirá con el proyecto de Matas. Para el consejero de Presidencia, Alberto Moragues, ahora el proyecto en Son Espases “es más rápido y más amplio” y tiene “proyección de futuro”. El Bloc continúa apostando por la reforma de Son Dureta o por una tercera vía, mientras que UM defiende el proyecto inicial. El PSIB-PSOE preside el Gobierno de las Islas, formado también por otros partidos y Francina Armengol es la presidenta del Consell de Mallorca.
La sociedad sólo dispone de dos soluciones para la supremacía del interés general: una ciudadanía dotada de instrumentos democráticos reales que hagan supeditar el interés privado al colectivo (entiéndase: gobiernos democráticos eficaces y honestos) o cultura. Quizás algún día consigamos las dos cosas. Mientras tanto, digan lo que digan: Son Espases.
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uriosa -