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APUDEPA

Iglesias está convencido de que sus juristas “harán las cosas bien” y respetarán el decreto del Trasvase del Ebro

Iglesias está convencido de que sus juristas “harán las cosas bien” y respetarán el decreto del Trasvase del Ebro

Logotipo contra el trasvase. Foto Heraldo de A. 23/4/2008

A Iglesias le falta añadir: “por la cuenta que les trae”. Pues sí, señores, así andamos. Aragón celebra hoy su día, como siempre eclipsado por el mucho más comercial Sant Jordi. Y Marcelino Iglesias, presidente de la Diputación General, concede sendas entrevistas (charla informal en el caso de Heraldo) a los diarios de mayor tirada de la comunidad. Son textos que merece la pena leer.

La reunión de Heraldo es la más viva expresión del Aragón oficial. Faltan quizás José-Carlos Mainer, Agapito Iglesias, Amado Franco (¿puede ser inocente la elección de este nombre?), Teresa Perales, Gonzalo Borrás y Chus Tudelilla (nuestro word se empeña en corregirnos automáticamente “Tudelilla” por “Tutelilla”, como si comprendiera algo). Todo el debate gira a la vieja idea de “progreso”. Y cualquier mesura es cuantitativa (crecer más, tener más habitantes, tener más “cerebros”…). Ni una sola mención a la calidad de vida de los ciudadanos (esa cosa tan nimia y tan alejada del “pogreso”). Ni una sola mención a la necesidad de dotar a las áreas rurales de los servicios que requieren. Ni una sola mención a esa necesidad de equidad y justicia. Ni una sola mención al gravísimo problema de los errantes criterios de la ordenación territorial y el urbanismo descontrolado que devora el territorio. Nada de Gran Scala. Nada del pequeño desarrollo, del patrimonio y de la cultura. Nada del modelo perverso del crecimiento metastásico urbano.

La entrevista del Periódico de Aragón, algo más arriesgada, más afilada (aún cuando solamente trata del trasvase y de Gran Scala), nos da alguna pista de las hondas convicciones democráticas de Marcelino Iglesias. Cuando le preguntan que todavía falta saber qué opinan los juristas de la Comisión Jurídica Asesora (a la que inexplicablemente gustan en llamar la Coja, quizás porque le falte alguna pata de independencia), Marcelino se muestra muy seguro de su aparato institucional: “Estoy pendiente de esos informes y estoy convencido de que como son excelentes juristas harán las cosas bien de acuerdo con el decreto aprobado (el decreto por el que se deroga la prohibición del trasvase del Ebro a Barcelona)”. Imaginamos que al decir esto, su voz se torna algo más ronca, con ligero acento ítaloamericano. Sobre Gran Scala se hace el loco. Como si no fuera ya con él un proyecto sobre el que firmó un protocolo que comprometía fuertemente la imagen y el presupuesto de Aragón. Está ya muy acostumbrado a firmar papel mojado. A decir lo que ahora tiene que decir para olvidar más tarde lo que dijo. Como con el trasvase del Ebro.

Por si quedara alguna duda, APUDEPA rechaza el trasvase del Ebro y se alinea firmemente con la Nueva Cultura del Agua, diga lo que diga la Fundación que ocupa su nombre, tal y como hizo cuando participó activamente en todos los actos contra aquel nefasto proyecto de trasvase levantino. No es racional gastar 180 millones de euros en una infraestructura que es teóricamente temporal y que incluso puede quedar inutilizada si las reservas de agua aumentan. Dado que la situación de restricción no es segura, sino posible, quizás lo más acertado sería planear una solución que tampoco fuera segura, sino también posible. Pero, como siempre, lo importante es que el dinero corra, que la obra pública siga engordando intereses, interese o no interese a los intereses generales. Siga girando esa bola de nieve que amenaza desde hace tiempo en convertirse en un alud sobre la felicidad de tanto esquiador. Ni una palabra del problema de fondo: de la irracionalidad en el gasto del agua derivado de un crecimiento urbano incontrolado, de un modelo de ocio y de turismo de masas insensible al territorio. Ahora sabemos que todo esto nos importa solamente si se trata de valencianos.

3 comentarios

Curiosa -

Yo también he visto el programa y veo al presidente torpe y dubitativo. Lo que dice no se lo cree ni él.

Sara -

He escuchado en tele Aragon a Marcelino Iglesias, hubiera jurado que todo eso era un acto religioso, o una reunión de una secta. Todo tenía la misma parafernalia, la misma teatralidad, la misma apariencia, cuidando de impresionar con las formas y me parecía el Marcelino un predicador soltando una larga, vacía, ya conocida y soporífera homilia....

Josita -

El bla,bla,bla, del Sr. Iglesias marca historia.