APUDEPA alerta de que ser reconvertido en oficinas para Justicia causará graves perjuicios al palacio de Fuenclara
El palacio de Fuenclara, en una perspectiva irrepetible (pues el solar de en frente luce ya con las ruinas tapadas y los pisos construidos). Fotografía APUDEPA. La Asociación pide que Fuenclara y la imprenta Blasco sean equipamientos culturales. APUDEPA ha conocido con mucha preocupación la intención de la Diputación General de Aragón y del Ayuntamiento de Zaragoza para destinar los inmuebles de Fuenclara y de la imprenta Blasco a fines no culturales. Dicha actuación atenta contra el espíritu y la letra del Plan Integral del Casco Histórico, elaborado desde el propio ayuntamiento, que concibe al palacio de Fuenclara como “equipamiento sociocultural” y a la imprenta Blasco como sede del Museo de Artes Gráficas. APUDEPA está harta de tanta improvisación e incumplimiento.
Es nuestra responsabilidad advertir que tanto uno como otro inmueble presentan características arquitectónicas muy definidas que imposibilitan su adaptación a usos de oficina sin grave quebranto para su integridad física y patrimonial. La imprenta Blasco (de Interés Ambiental) fue construida como sede de sus talleres y guarda la maquinaria específicamente dispuesta para tal fin. Sería una magnífica sede para el Museo de la imprenta, que podría recoger otras colecciones de gran importancia cultural. El proyecto está ya redactado y los convenios firmados y nos parece una grave irresponsabilidad desaprovechar las inversiones ya en curso.
El palacio de Fuenclara es quizás el monumento histórico civil más delicado que conserva Zaragoza, junto al palacio de la Real Maestranza. Porque su “autenticidad” ha sido preservada en buena medida y cualquier obra en el edificio debe subordinarse a tan importante valor. Es el último gran palacio de Zaragoza y las administraciones públicas deben de ser especialmente cuidadosas con su uso. Un uso que, en todo caso, debe someterse al respeto absoluto a su enorme valor cultural. El palacio de Fuenclara no requiere de una operación puramente cosmética y superficial, sino de conservación y respeto escrupuloso a su realidad material. Su transformación en sede de oficinas judiciales causaría un gran daño a su configuración espacial y a su integridad estructural, haciendo perder en toda su complejidad una de las más importantes muestras de la arquitectura civil zaragozana.
Si quiere optarse por un modelo de “distrito de la Justicia” puede hacerse respetando los equipamientos culturales y el Plan Integral del Centro Histórico. Hay grandes edificios vacíos que esperan destino sin tantos condicionantes patrimoniales (como el edificio de la droga Alfonso) y multitud de solares que pueden servir para incorporar al centro nuevas funciones y nuevas muestras de buena arquitectura. La improvisación no puede dar al traste, de nuevo, con el imprescindible patrimonio cultural de la ciudad.
APUDEPA, 17 de abril de 2008
3 comentarios
La Verdad -
La Verdad -
Socia de Apudepa -