Por la boca muere la participación ciudadana
Tras un paréntesis de buenas noticias (no se quejarán ustedes, que les hemos dado un buen respiro en el Blog de APUDEPA estos últimos días) hoy tenemos que volver sobre la vertiente cruda de la realidad. Lo más interesante del “caso Sillones” es, a nuestro juicio, lo referido al desprecio que nuestros dirigentes políticos sienten por eso que se conoce como la “participación ciudadana”. Al fin y al cabo, que los sistemas políticos de administración del dinero público (incluyendo los encargos, las asesorías, los trabajos orales…) están casi todos corruptos es cosa que ya sabíamos y que hemos denunciado reiteradamente en este Blog. Y no es que nos parezca que estas noticias carezcan de importancia y que sirvan para “desprestigiar a la clase política” y “arremeter contra la democracia”. Al contrario: nos parece que es obligación de los medios de comunicación el no dejar pasar ni una sola de las irregularidades: las públicas y las privadas.
A estas alturas ya sabrán ustedes que el Ayuntamiento de Zaragoza ha adjudicado a la misma empresa la adquisición de 36 sillas y una mesa por poco menos de 300.000 euros. Bien es cierto que las sillas eran de diseño italiano y la mesa tenía acoplados sistemas de telecomunicaciones para los señores concejales. ¡A cuántos trabajadores sociales podríamos contratar por un año con el dinero de las sillas, en un momento en que cada vez es más preocupante el aumento de la pobreza y la falta de educación!
Insistimos, lo que nos parece más llamativo es, con todo, que la justificación del Ayuntamiento para tan importantes gastos es que la sala amueblada podría ser objeto de plenos municipales. Y tal afirmación, que por lo demás bien ha podido hacerse para intentar salir del paso ante tan públicas irregularidades, demuestra a las claras que los responsables municipales no cuentan con que los plenos municipales han de realizarse, como marca la ley, con público asistente, por lo que las salas de plenos deben de contar con el aforo suficiente. Efectivamente, tan fastuosa sala del Seminario no acepta público. ¿No lo sabían los que encargaron las sillas? ¿Lo sabían pero no sabían que era obligatorio prever la asistencia de público? ¿Lo sabían pero lo ignoraron?
Que la reforma del Seminario empezara mal (un convenio urbanístico escandaloso en beneficio del Arzobispado) no es justificación para que acabe peor (adjudicaciones a las ofertas más caras para pretender ahorrar tiempo, derrumbes debidos, entre otras cosas, a una gestión de la restauración insuficientemente multidisciplinar y especializada y ahora pelotazos mobiliarios).
Lo de la “participación ciudadana” es cosa interesante que no solamente brilla por su ausencia en el Ayuntamiento. La Diputación General tiene una Dirección que tiene como misión intentar domesticar a los colectivos sociales (ya saben eso de: si no puedes con el enemigo únete a ellos). Y decimos esto tras haber evaluado ya el trabajo de más de un año de existencia. Ha abierto procesos participativos para proyectos de Ley que, por lo demás, han recibido críticas exacerbadas por parte de los colectivos sociales implicados (Ley de Proyectos Sociales y Ley de Educación) y ahora anuncia un “gran proceso” para la “estrategia aragonesa de cambio climático”. Allí donde nos jugamos las castañas actualmente (en urbanismo y ordenación del territorio) la participación es de risa (los proyectos de Ley aprobados sin proceso ninguno, mesa de Gran Scala anunciada pero sin convocar…).
En fin, no deja de ser normal que los políticos gasten mucho en aquello a lo que dan más importancia: sus sillones.
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Curiosa -