La rehabilitación de la arquitectura popular. Las casas de nuestros pueblos
Este pasado viernes, día 5 de Junio, Apudepa participaba en la semana cultural de Biscarrués con una interesante ponencia sobre la rehabilitación de la arquitectura popular. El arquitecto técnico y socio nuestro, Sergio Aurensanz, fue el encargado de ajustar en apenas 60 minutos un tema tan vasto como complejo.
El primer punto que se trató fue el proceso de transformación que han sufrido los núcleos rurales en las últimas décadas, proceso en el que muchas de las casas antiguas que se erguían orgullosas en las calles de nuestros pueblos se han reformado mediante intervenciones en la mayor parte de los casos agresivas y poco afortunadas. Tal ha sido el grado de alteración (y de destrucción) que hoy en día tenemos que acudir a pueblos abandonados o a viviendas cerradas hace muchos años, para poder disfrutar de una fachada inalterada o una distribución original.
Siendo realistas, hoy en día, ya no podemos hablar de rehabilitación de arquitectura popular en estado virgen y primigenio. Ésta, prácticamente, ya no existe. Nos tendremos que conformar (y no es poco) con devolver esa dignidad perdida a aquellas casas que sufrieron obras de reforma en un grado tal que nos permitan hacerlo.
El segundo punto enumeró varios consejos para todas aquellas personas valientes que se embarcan en la aventura de restaurar una casa antigua en un pueblo (perdón, una casa antigua muy reformada hace 20 años en un pueblo). En el mejor de los casos se advierte mucho cariño y sensibilidad por parte de los propietarios pero falta información y este hecho se hace muy patente.
Muchas personas creen que toda restauración de una fachada pasa por dejar la piedra vista. Se habló de cómo ni todas las fachadas que hoy vemos revocadas ocultan piedra tras de sí, ni de cómo no todas las fachadas de piedra que hoy vemos a la vista tuvieron este aspecto en el pasado. ¿Quién dijo que esto era fácil? De todos modos en aquellos casos en los que el propietario decida ( sí, sí, dejamos el criterio de intervención en manos del propietario, porque la mayor parte de los municipios no cuentan con una normativa aceptable en estas lindes) dejar la piedra vista. Sergio nos hizo especial hincapié en la necesidad de ir sustituyendo poco a poco la costumbre de rejuntar con mortero de cemento para en su lugar hacerlo con morteros de cal o morteros mixtos de cal y cemento blanco, menos agresivos para la piedra arenisca y más acordes con la tradición constructiva.
Seguidamente dimos un paseo por los elementos más representativos de la vivienda popular y que merecen el máximo de nuestro esfuerzo para su conservación, tanto de las fachadas como de los interiores, para terminar enumerando los errores más frecuentes que se suelen cometer en este tipo de intervenciones.
Estos errores no siempre son culpa del propietario, ya que en este capítulo las compañías eléctricas se han hecho un meritorio hueco por la abusiva forma que tienen de pasar los tendidos eléctricos por nuestras fachadas. Se vieron ejemplos de cómo no se les pone nada por delante si de lo que se trata es de instalar cables y contadores de la forma más rápida y cómoda posible. No se detienen ni ante los escudos de infanzonía, que hoy les toca compartir protagonismo en nuestras calles con toda suerte de cables y líneas repartidas de forma más o menos caótica.
Una de nuestras asignaturas pendientes es la carpintería exterior. Sergio nos mostró un amplio repertorio de portones originales, con sus interesantes trabajos de forja en clavos y llamadores, fechas de realización y jaculatorias. Nos habló de la problemática de su conservación, se comentaron algunos ejemplos de lo que se viene haciendo los últimos años (espero que nadie del público haya necesitado terapia para superar lo que se vio en aquellas fotografías ), para por último ponernos ejemplos de cómo se pueden conservar esos fantásticos trabajos de carpintería, y de cómo en el caso de que el viejo portón sea irrecuperable, solamente un trabajo de madera similar lo podrá sustituir.
Muy conveniente, también, es dejar la estructura de los forjados a la vista, constituidos por rollizos y jácenas de madera. Fue muy difundida la moda de ocultarlos con cielos rasos de escayola pero es una práctica peligrosa porque nos impide vigilar el estado de la madera de cara a ataques de termitas y otros insectos xilófagos.
Vimos estupendos ejemplos restaurados de patios o zaguanes, alcobas abiertas a salas y cocinas aragonesas con sus cadieras.
Por último, también tuvieron su espacio los muebles populares, algunos de mucha calidad, y que no podemos desligar de la vivienda popular que los albergó. Armarios, alacenas y arcones nos deleitaron a todos.
En fin, una reflexión bien meditada sobre qué es lo que les hemos hecho a las casas de nuestros pueblos, en qué medida estamos a tiempo de atajar el entuerto, qué es lo que estamos haciendo ahora y qué es lo que queremos hacer con ellas en el futuro.
3 comentarios
ghd hair straightener -
DunksNike -
roseta -
La conversión de nuestros pueblos en escenarios de opereta mediante la mala rehabilitación o la construcción de nueva planta es un tema muy preocupante. Animo a Apudepa a trabajar en estos temas.