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A la espera del buen año del patrimonio, por Carlos Bitrián

A la espera del buen año del patrimonio,  por Carlos Bitrián

  La Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte,  Mª Dolores Serrat, y el Director Genral de Patrimonio Cultural, Javier Callizo 

A la espera del buen año del patrimonio

por Carlos Bitrián, Presidente de Apudepa

Publicado en Heraldo de Aragón, el martes dia 1 de enero de 2013, en Perspectivas,  p. 49.

«El Gobierno de  Rudi compite con  los que le  precedieron en ’ocurrencias letales»

A la espera de conocer si existe algo así  como un «buen año para el patrimonio  cultural», lo cierto es que 2012 no lo ha  sido. La sangría de nuestro patrimonio  arquitectónico, sacrificado en las aras del  negocio urbanístico, no se ha detenido  aun en los tiempos en los que el diablo  de la especulación pasa sus abultadas facturas.  Los derribos de la casa de Pradilla, en Villanueva de Gállego, o del catalogado hotel Latorre, en Caspe, son prueba reciente de ello. La brutal crisis económica provocada por los efectos del  ’boom’ inmobiliario de las décadas pasadas ni siquiera ha generado reflexión en los foros oficiales, en los que solamente se discute la manera de aplicar los mantras difundidos por las élites financieras. El proyecto de modificación de la Ley de Urbanismo que en estos momentos tramitan las Cortes es la prueba clara de que ni las administraciones ni los agentes económicos han comenzado a pensar en otro modelo que no siga pasando por  la especulación y el tráfico de suelo.

El año del rescate a la banca española  no ha sido desde luego el del rescate de  los grandes barcos varados del patrimonio cultural y ni siquiera tablas de salvación ha habido para los náufragos. La’ desnudez del Teatro Fleta sigue provocando  vergüenza ajena sin que ninguno de los  políticos que lo desvistieron parezca sentir la propia. La Escuela de Artes se deteriora a la vez que el Tribunal de Cuentas, siguiendo el rastro de un olor de corrupción, ’descubre las clamorosas irregularidades en la construcción del nuevo edificio del Actur. Mientras los museos provinciales siguen durmiendo su particular sueño y el Pablo Serrano vive a golpe de espasmo tras su pasmosa creación, alguno de los pocos centros con moderno’ pulso intelectual han sido desmantelados o están en proceso de serlo. Especialmente crítica es la situación del CDAN y del Museo de Dibujo del castillo de Larrés. Se han retirado este año dotaciones presupuestarias ya comprometidas como las de las restauraciones de la iglesia de  Santa María en Híjar, la iglesia de Castejón de Sobrarbe o el palacio de Sabiñán.

Y no solamente es que no se haya intervenido en grandes joyas que amenazan  con darnos un disgusto (como el pueblo  de Belchite, el palacio de Fuenclara, la Cartuja de las Fuentes o los monasterios  del Desierto, de Santa Fe, de Sijena o de San Victorián) sino que, además, la Dirección de Patrimonio no avanza siquiera en la planificación y la programación de las intervenciones que habrán de venir, cuando estos tiempos de escasez de recursos son esenciales para planificar el futuro del patrimonio. Y no solamente. del monumental, sino de tantos conjuntos sobresalientes de nuestra arquitectura tradicional y popular.  En vez de todo eso, el Gobierno de Rudi ha comenzado a  competir con los que le precedieron en ocurrencias letales y anuncios sorprendentes. Entre las primeras, la renuncia al proyecto (en el que ya se han gastado millones de euros) del Archivo General de Aragón, una de las mayores urgencias culturales e históricas de este viejo reino, para cuya sede se prevé ahora utilizar un edificio, la mancillada Escuela de Artes, que ni tiene espacio suficiente para acogerlo ni reúne las condiciones técnicas necesarias para ello. Entre los segundos  destaca el anuncio de la adquisición de la colección Citoler, cuando sigue siendo  imposible visitar las propias colecciones  de la Diputación General.

2013 debería ser el año del cambio de rumbo. En materia de patrimonio monumental podría traducirse en una intervención de conservación abierta, dialogada y consensuada de magnos palacios como los de Épila, Morata, Luna en Daroca o Fuenclara en Zaragoza. Pero es de prever que 2013 vuelva a no ser el buen año que el patrimonio cultural sigue esperando. En este contexto quizás nos  quede aferramos a la esperanza de esfuerzos particulares (que no son tan pocos) como los que han posibilitado el retorno del relicario de Santa Waldesca, los que hacen heroicamente propietarios sensibles para conservar y recuperar magníficos edificios civiles, o los de vecinos como los de Burbáguena en favor de su iglesia. De la misma manera que no saldrá el Sol por el oeste, la esperanza no vendrá de otro lugar que no sea el del compromiso ciudadano. 2013 puede ser el año ¿por qué no? en que las  personas decidamos que nuestra vida merece ser vivida en un lugar libre de  especulación y explotación financiera. Solamente en un espacio así, el patrimonio cultural tendrá oportunidad de sobrevivir como lo que es: lo que puede procurar al ser humano un habitar en un espacio equilibrado en ’armonía con el tiempo.         ,

APUDEPA (Acción PUblica para la Defensa del Patrimonio Aragónes) 

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