Sangüesa, aguas abajo del riesgo por Victoria Trigo
Mejor tarde que nunca. Es una buena noticia que la localidad de Sangüesa, con su Iniciativa Ciudadana Yesa No Vida Sí, se sume a la lucha contra el recrecimiento, a cualquier cota, del pantano de Yesa. Es una buena noticia contar con más voces en defensa del sentido común y de una justicia que, lamentablemente, muchas veces escapa astutamente a trámites jurídicos sorteando resquicios entre leyes y protocolos para, finalmente, soltar el martillazo a favor de la sinrazón, ésa que suele defenderse bastante bien desde posiciones de poderío económico y con la inestimable ayuda de medios de comunicación poco comprometidos con la información objetiva.
En estos momentos, con el movimiento en defensa de los ríos funcionando a medio gas desde la derogación del trasvase del Ebro –que no de la cara oculta del mismo y su insistencia en reservas estratégicas de caudales, es decir, en pantanos y más pantanos- arrecia el temporal de impaciencias por aumentar la capacidad de Yesa, reiterándose las falacias de los resultados de una Comisión del Agua que, desde su nacimiento, estaba destinada a refrendar y decorar de tolerancia a las posturas más indefendibles a la luz de los tiempos actuales. Es triste que desde el Ministerio de Medio Ambiente se manejen con frivolidad y superficialidad los criterios de sostenibilidad y consenso. Es triste que, además, desde el Gobierno de Aragón, se siga practicamente al unísono esa cantinela. Es triste que el Gobierno de Navarra, con su vergonzoso historial en el caso Itoiz, tampoco se decida a enmendar errores. Pero hay realidades, como las grietas de Yesa y los riesgos que de ellas se deriven, que no se pueden ocultar ni con cemento, ni con silencio, ni con cortinas de humo de compensaciones y baratijas y mucho menos con el discurso adulterado de la sostenibilidad que en el colmo de la manipulación, incluso se aplica a la Expo de Zaragoza, donde entre otras maravillas, contando con inexplicables colaboraciones de particulares y grupos vinculados a la ecología, a codazos con riberas, valores históricos del Puente de Piedra y normativas medioambientales, se ha construido un azud, se ha dragado ferozmente –bajo denominación de limpieza- y, a la vez, se pretende convertir un tramo del Ebro en un canal de aguas bravas. ¡Hoy los tiempos adelantan, que es una barbaridad! Así, con la población zaragozana deslumbrada con la navegabilidad en unos barcos “trans-Ebro-oceánicos” que han supuesto literalmente modificar la talla del río, es difícil hacer llegar a las conciencias el mensaje de los problemas de Yesa. Sin embargo, hago un voto por la esperanza de que ahora, con los vecinos de Sangüesa en la calle, consolidando la unidad de cuenca social entre comunidades, resurjan reforzados los aldabonazos contra un proyecto en el que, para amargura de los aguatenientes, el tiempo está avalando nuestras razones. Sólo queremos evitar que nos refrende en una: en el grave riesgo para Sangüesa.
Mª. Victoria Trigo Bello
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