El Monasterio de Santa Fe, una curiosidad urbanística y una vergüenza histórica
Bloc de Dibujo, por Teodoro Pérez Bordetas. Que el Departamento de Educación, Cultura y Deporte de la Diputación General de Aragón mantiene un comportamiento errático con el patrimonio lo demuestra estos artículos de Miguel Caballú. Tratan ambos del Monasterio de Santa Fe, cercano a Zaragoza. Un monumento olvidado en la indiferencia para el que Caballú implora clemencia para el 2008. Tiene razón su autor y por eso nos sumamos a su más que justa reclamación, mantenida durante 10 años.
Texto Miguel Caballú Albiac en Heraldo de Aragón, Domingo 30 de diciembre 2007
Santa Fe. Un Monasterio para el 2008
En e1 barrio de Santa Fe de Zaragoza es una curiosidad urbanística y una vergüenza histórica. A una docena escasa de kilómetros del Pilar, se encuentra el testimonio de un monasterio cisterciense rodeada de urbanizaciones y chalés, ejerciendo de isla urbana. La carretera de acceso al núcleo es del municipio de Zaragoza, pero su derecha pertenece a Cadrete y su izquierda a Cuarte. Los residentes de este singular entorno te hablan de que por allí viven futbolistas del Zaragoza o Marianico el Corto, pero se quedan callados al hablar del Monasterio. Salvo Vicente y Rosa que viven adosados a la muralla que rodea el recinto monástico.
Qué van a decir. Del cisterciense monasterio de Santa Fe fundado en 1341 no queda nada. Del monasterio de "Bernardos" construido| en el siglo XVIII sobre el primitivo, los franceses en la Guerra de la Independencia con sus balas y después los aragoneses con su indiferencia, no han dejado más que ruinas vergonzantes. Una majestuosa iglesia "por el orden de una catedral", cerrada a cal v canto para evitar algún accidente y una maltrecha muralla, con maltrechos cubos semiesféricos. La mayoría de los cubos y muros han sido aprovechados para hacer casas, si bien queda algún tramo precioso como el de la calle Mainar. Todo es propiedad privada. La Iglesia y las casas de labradores construidas dentro de la muralla, son de una veintena de familias. Me las han contado: "Actualmente viven doce personas y el pintor".
Frente a la impresión casi medieval, campesina y familiar de esta curiosa comunidad del recinto monacal, el entorno se ha poblado de casitas a ambos lados del Huerva. Son de Cuarte o de Cadrete. Segundas y primeras residencias por su proximidad a la capital rodean a los 12 zaragozanos que viven intramuros, en la isla. Al llegar al monasterio un gran cartel dice: "Te quedan solo 200 metros para tu felicidad". La felicidad se encuentra no en las paredes del convento, sino en las casitas que están construyendo alrededor. Y es que son plantas bajas "con jardín privado"-y con garaje para dos coches. Un hijo tan cerca, pero tan lejos. Me dicen que hay villas de un millón de euros.
A pesar de haber comido bien en el restaurante La Muralla, me marcho cabreado de ver que lo histórico artístico está igual que hace diez años. Solo progresa lo histérico urbanístico. El monasterio de Santa Fe era la entrada a Zaragoza no solamente desde Teruel, sino también de la carretera real de Madrid, que pasaba por Molina de Aragón y Daroca. Allí descansaban las visitas reales, y al monasterio acudían las autoridades zaragozanas para recibir a los monarcas. Ahora no acude nadie. Lo cuento para excitar la visita al Monasterio, a ver si excitamos el celo de quien corresponda, y se pone algún remedio a este desastre. La caballería francesa, rechazada de Zaragoza en el Sitio de 1808, ocupó y machacó el monasterio. Ahora se celebra el bicentanario de los Sitios. Pues este es un sitio peo que muy singular , que habrá que esconder a los visitantes de la Expo. Si, excitado su interés, se acercan a Santa Fe, soy optimista y creo que me entenderán. “Maño, que torpe eres”, me dice la señora Rosa.
Los mismos autores hace 10 años, Heraldo de Aragón 1998
Hace falta mucha fe para creer lo que allí se ve.
Véase o léase: en el propio término municipal de Zaragoza, adscrito al distrito de Casablanca, a 10 km. de la Plaza de Aragón, puede verse un desastre increíble.
Del cisterciense Monasterio de Santa Fe fundado en 1341 no queda nada.
Quizá, con suerte, alguna canasta porque dice Madoz: “Los primitivos monges trabajaban espuertas, cestos y demás efectos de mimbre que recogían de la ribera del Huerva”.
Del Monasterio de “Bernardos” construido en el siglo XVIII sobre el primitivo, los franceses en la Guerra de la Independencia con sus balas y, desde entonces, los aragoneses y las aragonesas con su indiferencia, no han dejado más que ruinas vergonzantes.
Una majestuosa iglesia “por el orden de una catedral”, cerrada a cal y canto para evitar algún accidente y una maltrecha muralla, con maltrechos cubos semiesféricos de trecho en trecho.
En la misma un estrecho y noble portalón con una cartela con fecha de 1797 por el que se accede al gran patio.
Ahora ocho familias viven en el interior de recinto amurallado que acaba de cumplir doscientos años, mire Vd. que ocasión para hacer algo.
Todo, incluso la gran iglesia, es de propiedad particular.
Hasta hace treinta años aún se celebraba misa en la capilla de la Sacristía.
Ahora sólo se celebra cada día el casi milagro de que no se caiga la “torre menuda” o se hunda la “torre gorda” como las llama la Sra. Rosa que vive enfrente.
La primera es una esbelta torre de tres cuerpos de ladrillo como todo el conjunto de la inmensa iglesia.
La segunda es la cúpula del crucero sobre tambor octogonal y tiene en los ochavos cuatro grandes esculturas de santos.
Todos sin cabeza menos uno.
8 comentarios
Pasapues -
Josita -
Margot Aldán -
Blog de Apudepa -
Viajero -
El lugar tenía un encanto especial. No había mas que el recinto amurallado y unas cuantas casas. Había también un bar algo cutre.
Hace mucho que no he vuelto a ir. Cuando paso por la carretera de Valencia, veo su silueta inconfundible en la vega del Huerva y me apena que esté tan olvidado un edificio tan singular.
Josita -
Carmencita Descalza -
Marianín -