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APUDEPA

Trasobares y la Expo: Glorioso

Trasobares  y la Expo: Glorioso

El Ebro,  el pabellón puente y el de tercer milenio. Foto Apudepa

Hoy incluimos este comentario del día de José Luis Trasobares, texto que creemos recoge fielmente la realidad política y social de nuestra ciudad: el personal veranea en la Expo y el poder saca rentabilidad política, que es de lo que realmente se trataba. ¡Qué listos son!

Por cierto, ya es hora de decir que el pabellón Puente engulle literalmente  al Ebro, lo minimiza, y hace invisible al  puente del Tercer Milenio. Un dispendio para nada, bueno, para un supuesto icono-ballena pantagruélico, carísimo.  Mientras nosotros lo pasábamos en grande en la sátira política “Apocalipsis Aplazada. Bienvenida catástrofe”, de Darío Fo, premio nobel,   en su jocosa representación alegórica medioambiental de estos últimos días  en el pabellón de congresos de la Expo.  Una delicia debida a la inteligencia y energía del italiano a sus 82 años, a la que nuestros próceres llamarían “teatro fundamentalista”,  otra  engañifa del poder para tenernos quietos  porque todos sabemos a estas alturas que el fundamentalismo, lo que se dice fundamentalismo,  lo practica el mercado y los políticos (lo dice hasta Soros).

14/08/2008 El Periódico de Aragón 

J.L. Trasobares

Glorioso

"Con setenta mil personas entrando por sus puertas cada día, la Expo se consagra como el gran éxito de la iniciativa pública en estos últimos treinta años. Hasta la fecha, la Zaragoza democrática podía exhibir dos logros importantes: un desarrollo urbanístico tan caótico como el de cualquier gran ciudad que se precie... e incluso más, y unas fiestas mayores en las que la combinación del estilo urbano con el ramalazo rural de nuestra idiosincrasia ciudadana consigue apoteosis multitudinarias. Ahora tenemos la Exposición Internacional, donde veranean miles de zaragozanos y sus amigos y parientes desplazados ex profeso. Esa mezcla de feria turística, parque de atracciones y exhibición de arquitectura emblemática, trufada de conciencia medioambiental y marcheta nocturna, es un pelotazo sólo comparable, si acaso, al que obtuvo la remodelación de la plaza del Pilar y aledaños cuando González Triviño se puso al borde de la mayoría absoluta (y eso que ya andaba medio corroído por las dudas ajenas).

En la Expo no hay demasiados guiris (aunque llegan algunos en los viajes relámpago desde la Costa Dorada) y los organizadores llevan meses confundiendo el número de visitas con el de visitantes para que al final se cumplan las previsiones. Pero cada vez está más claro que quienes han cortado este bacalao nunca pretendieron alcanzar la fama internacional, sino dejar boquiabierta a la parroquia electoral correspondiente, a los de casa. Y eso lo han logrado, por más que los exigentes esperásemos mucho más del 2008 o que los más alternativos y radicales estuvieran desde el principio en contra de este festival.

Por las mañanas, las paradas de autobús en las líneas que llevan a la Expo están abarrotadas. Reina entre el gentío un ambiente playero, tipo Salou. Al personal casi todo le parece bien, trátese de puentes, pabellones, torres, parques y chirimbolos. Zaragoza está más guapa y moderna. Y en Ranillas no cabe ni un alma más. O sea, que la ausencia de extranjeros no es un fracaso sino un logro. Nos hubiesen estorbado una barbaridad".

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