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LEY URBANISTICA, PROMOTORES VERSUS PROPIETARIOS

LEY URBANISTICA, PROMOTORES VERSUS PROPIETARIOS

Los últimos hortelanos de Zaragoza en Miraflores. Interesante artículo de ANGEL GARCÉS SANAGUSTÍN (Profesor de derecho administrativo) publicado en el HERALDO DE ARAGON, del Domingo 15 de febrero de 2009, en la página 26, titulado LEY URBANÍSTICA, PROMOTORES VERSUS PROPIETARIOS.

“Nos hemos pasado  dos legislaturas criticando el modelo de crecimiento del Levante, acusándolo de promover trasvases y mangancias y, qué casualidad, lo copiamos.”

“Puede ser cierto que el propietario es, a veces, el primer especulador, pero otras muchas veces es el primer defensor del territorio, del paisaje y del medio en que creció.” 

Durante los últimos años, la normativa urbanística  aprobada por los diferentes poderes públicos que integran el Estado se ha caracterizado por manifestar un gran recelo hacia los propietarios del suelo o, mejor dicho, hacia los propietarios minoritarios del suelo, que son los arraigados a la tierra, al territorio y al paisaje, Curiosamente fue la comunidad valenciana la primera que, mediante la figura del agente urbanizador, primó los derechos de los promotores inmobiliarios sobre los de los propietarios. Y ha sido la Comunidad valenciana la que ha crecido más desordenadamente, la que ha propiciado mayores violaciones de la normativa de medio ambiente y la que ha sido reiteradamente denunciada ante la Unión Europea por quienes se han visto privados de su derecho a ejercer las facultades de disposición inherentes a la propiedad.

El proyecto de ley aragonés cree fervientemente en esta premisa y hace del promotor inmobiliario la figura clave del sistema. Los pequeños propietarios son relegados a la categoría de escollo, no precisamente insalvable. Nos hemos pasado  dos legislaturas criticando el modelo de crecimiento del Levante, acusándolo de promover trasvases y mangancias y, qué casualidad, lo acabamos copiando e intentando trasladar al páramo aragonés.

Precisamente ahora que ese modelo, basado únicamente en la transformación masiva de suelo y en la producción a gran escala, se ha derrumbado.

Y es que por reinventar hemos llegado a reinventar la propiedad, propiciando la creación de la propiedad sin propietarios, de la propiedad escindida de la voluntad individual, de la propiedad reducida a un mero cálculo económico determinado por un tercero. Puede ser cierto que el propietario es, a veces, el primer especulador, pero otras muchas veces es el primer defensor del territorio, del paisaje y del medio en el que ha crecido. Además, son los propietarios iniciales de suelo los menos responsables de la burbuja inmobiliaria, a la que nos han abocado algunos grandes promotores y las entidades financieras que las han respaldado.

Ahora bien, si realmente se considera al pequeño propietario culpable de todos los males,  por qué no se “nacionaliza “ el suelo, por qué la reclasificación del suelo y su declaración como suelo urbanizable no lleva implícita la declaración de utilidad pública que propicie la expropiación de esos terrenos. El suelo sería privado hasta su declaración como apto para urbanizar. Pero para eso se debe ser osado, que no intrépido, y romper con las inercias históricas de nuestra sociedad.

Al final, como tampoco nos fiamos de los empresarios y de sus controvertidas relaciones con los munícipes, nos vemos obligados a prever normas escasamente compatibles con la autonomía local. Y esas normas tratan de marcar las relaciones entre los poderosos, esto es, entre los gobiernos autonómicos y los grandes promotores.

Se habla de la necesaria desamortización del suelo. Pero, en nuestro país, la historia de las desamortizaciones es la historia de la privación de los derechos históricos de las colectividades, incluidos los municipios, a favor de los derechos lucrativos de unos pocos. Y puestos a desamortizar derechos improductivos empecemos por intervenir en los bonos- basura y en tantos otros títulos crediticios que han servido para consumar el desastre económico en el que nos hallamos.

Al fin y al cabo, el pequeño propietario representa un voto y al gran promotor lo representa un concejal o un consejero. Y nunca como hoy resulta tan necesario recordar la archiconocida frase de Voltaire: “Los que creen que el dinero lo hace todo, suelen hacer cualquier cosa por dinero”.

1 comentario

Isabel -

Genial el profesor Ángel Garcés, sabe de lo que escribe.
Colaboró contra el trasvase y los grandes embalses, de forma altruista y sin aspavientos, con sencillez y en silencio. Su trayectoria profesional y personal siempre la ha llevado con modélica coherencia, lejos del modelo mediático de otros “líderes carismáticos”.
Un lujo para la Universidad de Zaragoza. Gracias profesor