A VUELTAS CON EL ESPACIO GOYA"
Alumnos de la Escuela de Artes de Zaragoza. Foto Heraldo de A. junio 2007
A VUELTAS CON EL "ESPACIO GOYA: CONSERVACIONISTAS Y CRÍTICOS"
Este artículo se ha publicado en Heraldo de Aragón, hoy 16 de julio del 2009*
El día 7 de mayo de 2009 en el suplemento de ARTES Y LETRAS de Heraldo de Aragón se publicó un artículo titulado "ESPACIO GOYA: UN ESPACIO PARNASIANO" firmado por Ricardo Marco, arquitecto. Su autor centra el texto en la transformación de la Escuela de Arte de Zaragoza, obra del aragonés Félix Navarro de 1908, en el Espacio Goya, obra amparada por el Gobierno de Aragón a partir del concurso restringido que ganó en el 2006 el estudio Herzog y de Meuron; se declara ferviente admirador de los suizos y alaba la elección oficial de un proyecto que describe en una extraña mixtura como arqueológico y crítico (?). Define al respecto el autor cuatro posicionamientos técnicos pero puestos a identificar grupos Apudepa añadiríamos a muchos ex alumnos del edificio Escuelas que encuentran en el mismo un elemento identitario de cultura, así como otros muchos ciudadanos que se sienten vinculados a su historia: Memorial de Héroes; Exposición Hispano Francesa; centro de educación y sala de exposiciones contemporánea. ¿De dónde se cree Ricardo Marco que salieron esas más de 20.000 firmas, recogidas por la Asociación en Defensa de Emplazamiento y Uso Histórico de la Escuela de Arte (ADEEA) y el severo encierro de muchos alumnos en el verano del 2006? Apudepa apuesta por el edificio histórico, su uso y sus usuarios, en este caso centrado en lo educativo.
En el texto detectamos una fuerte subjetividad al no situar el edifico docente de Navarro en el Conjunto Histórico ni en el Catálogo de Edificios Históricos del PGOU de Zaragoza como Bien de Interés Monumental que es. En consecuencia, elude la legislación en materia de patrimonio cultural. ¿Con qué derecho nos hace "renunciar", en materia de patrimonio cultural, a la Constitución española y a la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, que es "conservacionista" (art. 39), al igual que la Ley de Patrimonio Cultural Aragonés de 1999? En la práctica el catálogo debería suponer el derecho y deber de mantenimiento del valor inherente al bien cultural a conservar. Marco sitúa al proyecto de Herzog y de Meuron entre una intervención arqueológica, para el edificio en general, y de restauración crítica (de diseño moderno o transgresor) para las salas anclas. Nosotros decimos directamente que no nos lo creemos pues según deducimos del proyecto de Herzog van a quedar poco más que los cuatro muros de carga perimetrales de la fachada y los correspondientes al patio, puro "fachadismo" o casi un "falso histórico" en términos profesionales. Habrá una restauración crítica en el más duro diseño moderno. En suma, para que nos entiendan, el edificio de Navarro será irreconocible y resulta difícil asimilar que el propio proyecto del Espacio Goya sea el resultado de dicha propuesta. ¿Será posible tanto papanatismo en la ciudad?
Para que no quepa ninguna duda diremos que Apudepa sí se posiciona en la opción "conservacionista" y no en la "restauración arqueológica" (una bella mentira)", que de forma manipulada nos atribuye Ricardo Marco, expresión concreta con la que Apudepa no se identifica, mientras él se posiciona a favor de la restauración crítica. En suma, aclararemos que la opción conservacionista, que responde básicamente al denominado Restauro Científico, de origen italiano, tiene una fecunda trayectoria que en España introdujo durante la II República la importante figura del arquitecto L. Torres Balbás en la Alhambra de Granada. La victoria franquista dio al traste con esos planteamientos y en España se impuso una heterodoxia que hizo rechinar casi todos los cimientos de la restauración conservacionista (salvo contadas excepciones), a la par que las facultades obviaron toda docencia en materia restauradora y en paralelo se fue introduciendo la nueva doctrina italiana del Restauro Crítico, aportada por C. Brandi, opción restauradora revisada "a la española" en un momento, el de la transición democrática española, al que se adscribieron sin formación específica ingente número de arquitectos. De todo ello resultó "un totum revolutum" que España ha digerido como ha podido, lo que ha conllevado intervenciones que han supuesto, a veces, la transformación abusiva del objeto teóricamente a restaurar. Es la impronta del diseño moderno en edificios históricos, que como tal en ocasiones dejan de serlo, el referente del restauro crítico, de transgresión amparada en el éxito asegurado del edificio histórico. Zaragoza ha sido, y es, una ciudad conservadora con un planteamiento contradictorio: para las iglesias aplica una intervención conservacionista como se puede observan en los templos, y para la arquitectura civil en general emplea la demolición (salvo dignas excepciones), el fachadismo o la restauración crítica en el mejor de los casos. Como ejemplo de esta última opción están los antiguos palacios del actual colegio de arquitectos y Museos Camón Aznar y Pablo Gargallo. Hoy día Casa Tarín lleva el mismo paso.
Nos desconcierta Marco con tanta admiración por Hergoz y de Meuron y tan poca por Félix Navarro. Nada dice sobre la destacada biografía del arquitecto aragonés, a quien en su época llamaban el "arquitecto filósofo", profesional de talante abierto e ilustrado, cuya trayectoria ha quedado bien reflejada en el libro del Colegio de Arquitectos de Zaragoza, "Felix Navarro. La dualidad audaz". Es duro aceptar con qué cierto desafecto Marco define el edificio de la Escuela de Arte como ecléctico espureo (sic), ampliado por L. de la Figuera en 1936, ¿No hubiera sido más apropiado que lo hubiera clasificarlo como arquitectura historicista?, obra de calidad de la casi última generación formada en un academicismo riguroso y de alto valor constructivo. ¿Acaso Navarro no tuvo que someterse a un encargo oficial de la Subcomisión de Obras de la Exposición Hispano Francesa de 1908? Obvia el autor del artículo el importante valor documental de una arquitectura orgánica llena de vida a través de unos amplios espacios pensados para talleres y aulas, en suma, una esperanzadora escuela pública de artes y oficios que hacía posible incorporar, por fin, a todas las clases sociales, un modelo pedagógico que da tantos frutos en Zaragoza. La antigua Facultad de Medicina, la Escuela de Arte y Oficios, el colegio público Gascón y Marín y el de Joaquín Costa son cuatro hitos en cincuenta años de la Historia de la Educación Pública.
La experiencia nos indica que quien no honra la memoria y el trabajo de Félix Navarro tampoco admirará en el futuro la trayectoria de ningún arquitecto relevante, sea quien sea, aunque sea un transgresor moderno, como Zaragoza ya lo ha demostrado con el Rincón de Goya, obra del arquitecto aragonés José García Mercadal (1928), arquitectura del Movimiento Moderno que nunca asimiló como propia a pesar de ser un icono de la vanguardia española y mundial, referencia inexcusable sobre el tema.
Exigimos voluntad política en el recto ejercicio del poder porque es una condición imprescindible para sacar proyectos consensuados entre profesionales y la opinión pública porque son garantía de éxito, económicos y propios de una sociedad más culta. En suma, proponemos evitar el derroche en tiempo de crisis, respetar un buen ejemplo de arquitectura civil historicista y apostamos para que se propicie una salida cabal al futuro Espacio Goya.
¿Por qué no abordar la recuperación del emblemático edificio racionalista y los jardines de García Mercadal como Espacio Goya? Otra alternativa sería el palacio de Fuenclara. Apudepa boga por una política de mantenimiento y respetuoso tratamiento del patrimonio cultural. La buena gestión se la debemos ahora a la Memoria de Goya.
Belén Boloqui (Apudepa)
* La versión que aquí presentamos es la original
1 comentario
jugalnss -