Día 1 de diciembre, texto del MANIFIESTO sobre Averly
Un acotado y hermoso texto para un gran día. Foto Apudepa
MANIFIESTO LEíDO POR CARLOS BITRIÁN, PRESIDENTE DE APUDEPA, DELANTE DEL JARDÍN DE AVERLY
Queridas amigas y queridos amigos, queridas defensoras y queridos defensores del patrimonio cultural y del bien común:
El conjunto industrial de Averly es una de las principales joyas del patrimonio aragonés. Desde que fuera fundada por el ingeniero francés Antonio Averly en 1853, la empresa, centrada en la fundición y en la producción de maquinaria, ha sido uno de los pilares fundamentales de la industrialización aragonesa. La tan interesante y singular forma urbana que hoy conserva el conjunto histórico de Averly es el fruto del empuje dado a la fábricadurante los años 80 del siglo XIX. Es un conjunto puntero formado por edificios de talleres organizados según el funcionamiento del proceso productivo y por los espacios de representación constituidos por la vivienda familiar del propietario y por su espléndido y pintoresco jardín arbolado. Aquí la arquitectura es a la vez sencilla y noble y el espacio es tan funcional como majestuoso. Pero Averly no es solo un conjunto de edificios. Averly es ante todo un joyero fabril, un depósito fascinante de testimonios, de objetos tensados por una maraña de relaciones sostenida en un frágil equilibrio. El espacio en Averly es un aula de estudios de historia industrial y cualquier paseo por sus instalaciones es una lección magistral. La muestra del producto que salió del taller de ajuste se conserva almacenada a poca distancia de la nave de fundición donde sus piezas obtuvieron forma gracias a un molde guardado en la nave de modelos y fabricado en el taller de carpintería según unos planos dibujados en las oficinas y conservados en el archivo según un orden que se corresponde con el orden arquitectónico del conjunto conservado. Este milagro del patrimonio industrial representado por el mantenimiento vivo de Averly es lo que no entienden los constructores y pretenden obviar los gobernantes. Gracias al cuidado de la familia propietaria, y a su sentido de la cultura y del patrimonio, en Averly se conserva hoy el tiempo condensado de una historia de lucha y de empuje productivo. Un tiempo que guarda tanto el testimonio de una burguesía ilustrada y culta que hoy ni siquiera existe como la memoria de la Zaragoza obrera que muchos quisieran llevar al olvido.
Esta venerable villa-factoría se ha convertido en un heroico quiste en la ciudad de la explotación inmobiliaria. Resistente como pocas, tenaz en el cumplimiento de su misión fundacional, Averlyha desafiado hasta hoy a la altivez del dinero fácil y sucio de la especulación. A esos mismos grupos de poder económico que en este país han pasado por encima de todo y por encima de todos, los mismos que han convertido sus activos tóxicos en nuestra deuda, los mismos que han transformado su abundancia en nuestro paro, sus privilegios en nuestros recortes, sus áticos de lujo en nuestros desahucios, sus promociones de lujo en nuestro patrimonio destruido y abandonado. Son esos mismos, es esa misma prepotencia, la que ahora arremete contra la matriz de buena parte de nuestro paisaje urbano.
La empresa Brial ha propuesto derruir Averly. La Diputación General de Aragón y su Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte pretende un apaño miserable que solo puede surgir de quien no comprende nada. El Ayuntamiento de Zaragoza calla como si nada de esto le afectara. ¿Acaso no ha llegado la hora de pararles los pies? ¿Acaso no es momento de que seamos los ciudadanos los que decidamos de una vez qué hacer con la ciudad? Para ellos, para quienes actúan como nuestros señores feudales, la ciudad no es como para nosotros el lugar del habitar y de la convivencia, no es como para nosotros una fuente de placer y de belleza; es solamente espacio consumible, materia propicia para el tráfico de suelo. Y el patrimonio no es para ellos la médula espinal de la memoria colectiva, no es lo que a un paisaje le permite ser en el tiempo; es solamente el obstáculo que media entre ellos y sus ganancias.
De urbanismo salvaje y patrimonio destruido Zaragoza sabe mucho: quizá como ninguna otra ciudad por estos lares. Ha visto caer sus más altas torres, ha contemplado las cenizas de sus palacios más bellos; ha visto sustituir la deslumbrante colmena de su arquitectura rica y popular, siempre excepcional, por el reflejo más mediocre de la insaciable ambición de dinero. ¿Cómo lo hemos podido permitir? Esta explotación monumental, este infamante crimenno hubiese sido posible sin un ejército bien nutrido de gregarios. Muchos de ellos poderosos, otros ignorantes, todos muy serviles. Pero seamos conscientes: los necesarios, los imprescindibles; esos somos nosotros cuando estamos callados. Siempre es el silencio ciudadano el primer golpe que asesta la piqueta.
No defendemos únicamente el patrimonio. Hay que decirlo aquí muy claro: la lucha por Averly y por el patrimonio cultural no es solo una lucha nostálgica. Es, también, la lucha por el interés general y por la ciudad del bien común. Es el “basta ya” y el “se acabó” de una sociedad que ha llegado a ver normal que los académicos callen sus conocimientos para conservar su posición y sus encargos, que los medios de comunicación oculten información para proteger los intereses de sus amos, que los técnicos firmen informes infumables, informes que recibirían el más severo de los suspensos si tuvieran que pasar porla menos exigente de las evaluaciones escolares; que los gobernantes esténvendidos y hundidos en la ciénaga de la corrupción institucionalizada. De la misma manera que la destrucción del patrimonio del ayer es nuestra crisis de hoy, la destrucción del patrimonio de hoy será de nuevo la crisis de mañana.
Afortunadamente Zaragoza, los zaragozanos y las zaragozanas, los ciudadanos y las ciudadanas amantes de la belleza, de la historia, de la cultura y del patrimonio no lo vamos a consentir y, esta vez sí, vamos a detener el atropello. Lo vamos a hacer superando la rabia y la frustración, desde el amor por el conocimiento y desde la admiración a la acumulación de cultura. Lo vamos a hacer desde la razón: porque Averly forma parte de la lista de los 100 bienes más importantes del patrimonio industrial español que está incluida en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial aprobado por el Estado y por todas las Comunidades Autónomas, incluida Aragón, y que hoy quieren que sea un nuevo papel mojado; porque la Ley del Patrimonio Cultural Aragonés obliga a la catalogación de los bienes con valor cultural y reconoce la especial atención que debe procurarse al patrimonio industrial; porque no hay especialista que desde postulados científicos defienda que Averlycarece de la mayor de las importancias patrimoniales. En definitiva: porque los ciudadanos vamos a defender nuestra ciudad y, por una vez, y para empezar, vamos a hacer valer la Ley, vamos a hacer asumir los compromisos adquiridos, vamos a hacer respetar nuestro derecho al bien común y mediante un abrazo permanente vamos a proteger esta joya de la historia y de la cultura que sabemos nuestra, que queremos nuestra, que proclamamos nuestra. Porque, amigas, amigos, nosotros sabemos bien que el patrimonio cultural no es de quien lo compra. El patrimonio cultural no es de quien lo compra. Es de quien lo comprende.
Amigas, amigos: Salvemos Averly!!!
Plataforma ciudadana Salvemos Averly
Apudepa
Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo
Asociación de Vecinos Delicias Manuel Viola
Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza
Centro Unesco Aragón
Arquitecto Iñaki Uriarte de Bilbao
SE ADHIRIERON OTRAS ASOCIACIONES CUYA LISTA NO CONTAMOS AHORA PERO QUE FUERON NOMBRADAS EN EL ACTO.
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