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APUDEPA

Entrega de los PREMIOS APUDEPA 2007

Entrega de los PREMIOS APUDEPA 2007

El día 12 de abril de 2008 hemos celebrado con una cena el Acto de Entrega de los PREMIOS APUDEPA del año 2007. Con esta son ya cuatro ediciones.

Celebramos la cena en el Restaurante Casa Emilio. Otras veces hemos celebrado el acto en la centenaria y hermosa Posada de las Almas, pero la atención y el servicio  eran bastante fríos.

Casa Emilio es toda una institución en Zaragoza. Emilio Lacambra y su hermano mantienen el Restaurante en el mismo sitio desde su fundación en el año 1939. Es un restaurante popular y lleno de historia, donde a menudo se reúne una rica “fauna” de ciudadanos, muchos de ellos escritores y nombres conocidos de la ciudad. En las paredes hay cuadros que muestran el paso de artistas e intelectuales de los años 70 y 80 por allí. Ahora el local está envejecido, pero la calidad humana de Emilio, el dueño, es insustituible.

Emilio sufre lo que se llama el “mobing” inmobiliario en sus propias carnes, y la desidia de la administración que tenemos, que no hace nada porque se cumpla la ley. El Restaurante Casa Emilio es un resistente, pues es de los pocos locales que quedan en una manzana que compró una inmobiliaria. El edificio  es de 1889 y está catalogado como de interés arquitectónico, por lo que está sujeto a unas normas legales de protección. Emilio no quiere cambiar su negocio a otro lugar  y los de la inmobiliaria le hacen la vida imposible porque quieren construir en toda la manzana. El patio de luces está lleno de escombros y basuras. Los tejados están con goteras, etc… Javier Delgado, en su blog explica esta situación y dice sobre el asunto : “(...)¿En un signo de los tiempos esta necesidad de resistir frente a las inmobiliarias porque uno no quiere abandonar su casa? ¿Es un signo de los tiempos que la voracidad de las inmobiliarias provoque el acoso de quienes se resisten a entregar sus viviendas al dios del mercado?(...)”

En el Restaurante se celebran también esta noche varios actos más como el Día de la República, como se viene haciendo desde hace años y una reunión en defensa de las Montañas.  

La cena comienza a las 20,30 horas. Poco a poco van llegando los invitados, que se reúnen en corrillos en la calle y vamos subiendo hacia el comedor. Nos llama la atención las numerosas banderas republicanas que hay por escaleras y planta superior.

Asistimos 31 comensales, de los cuales 12 vienen por parte de los premiados Joaquín Sebastián Aguar y Rafael Bardají Perez. Rafael Bardají viene con su mujer y su hermano Manolo y esposa, y Joaquín Sebastián con su mujer, sus hijos Carmen, Leo y Paco y sus parejas.

Empezamos a cenar. Hay de primer plato unos entrantes: queso, jamón serrano, langostinos a la plancha, cigalas y revuelto de tortilla y champiñones.

De segundo hay varias posibilidades: ternasco, ciervo, codornices, merluza al orio, escalope, solomillo, etc, que cada uno va pidiendo.

Durante la cena cada grupo habla de diversos temas, de la actualidad, de Gran Scala, de política, de medio ambiente, de la vida. Rafa Cabeza, que está junto a mí comenta aspectos del oficio de camarero y de su excursión a los Monegros. Luego hay helado y tarta. Acabado el postre comienza el acto.

Belén Boloqui, presidenta de APUDEPA, comenta por qué se le da el premio a Joaquin y a Rafael, por la labor altruista de estos particulares, y hace un llamamiento a la administración para que facilite el espacio museístico que estos bienes se merecen y necesitan. Le da la palabra a Eduardo Laborda, un artista  (como dice de él en un catálogo, José Ramón Morón) "poliédrico (pintor, dibujante, director de la revista Pasarela, director de cine, editor, etcétera)", un pintor que "ha trabajado contracorriente porque su pintura quizá no se llevaba en el momento en que la pintaba". Una de las facetas que más me fascinan de Eduardo es ese papel de descubridor de tesoros escondidos u ocultos que, en nuestra gran estupidez actual, no vemos aunque están aquí. Eduardo nos enseña, con generosidad, esas grandes joyas. Gracias a él hemos conocido a Bayo Marín, a Luís Germán, a muchos otros, y también rincones, lugares, imágenes que no hemos visto nunca y están siempre ahí… Eduardo es un magnífico pintor, un apasionado defensor del patrimonio cultural, una persona de gran curiosidad y originalidad, que ha sido uno de los  promotores de tan interesante colección, el que les metió el gusanillo a Rafael y a Joaquín, como ellos mismos reconocen.  Hace mención a los premios que ha dado APUDEPA, que es la primera vez que se da a unos coleccionistas. Pide que nos demos cuenta de la complejidad que lleva el ser coleccionista, el esfuerzo que deben soportar las familias de los coleccionistas, sobre todo si son de grandes máquinas como estas.

Joaquín Sebastián comenta detalles y anécdotas, como cuando fueron al círculo de Bellas Artes y vieron una hermosa prensa litográfica junto con Eduardo, y les embargó la emoción al contemplarla. Dice que no han podido conseguir ninguna prensa litográfica, que las litografías más importantes de España eran Portabella, de Zaragoza y una que había en Valencia. Habla de los esfuerzos que hacían para trasladar maquinas, algunas de las cuales pesaban 5 toneladas. Cuando trasladaban una linotipia de Metalino, Joaquín Sebastián cogió una hernia. Pero a pesar de esos incidentes, en el fondo se lo han pasado bomba haciendo la colección.

Rafael Bardají agradece el reconocimiento que ha tenido APUDEPA. Dice que con lo mucho que defendemos el patrimonio, se nos conoce bastante. El premio, dice, es merecido. Todo surgió por amor y por culpa de las mujeres, pues su mujer Paz conocía a Carmen, hija de Joaquín, y así empezó la amistad. Joaquín nació en Godos. A los 3 días de nacer, muere su madre  y es llevado con su padre a la cárcel de Calamocha, donde está internado pues lo consideraron desafecto al régimen. Luego vino a Zaragoza donde estudió en la Escuela de Artes y Oficios, luego peritaje y maestría industrial, y después fue a trabajar con su padre que era el herrero de Godos. Enseguida empezó a inventar aparatos y máquinas, como una sembradora de maíz, etc… La vocación frustrada de Joaquín ha sido la de pintor. Fue el primer colonizador de Santa Isabel, y es un gran humanista, inquieto, curioso y gran lector.

De él mismo cuenta que en 1977 empezó a trabajar en el Heraldo de Aragón. A finales de los 90, Eduardo Laborda le dice que hay una linotipia que la tiran, en Metalino, de dos toneladas y 2000 piezas, que hubo que desmontarla y la tarea la realizó Joaquín, pieza por pieza y ahí empezó la historia del coleccionismo… En Calatayud encuentran una minerva, una guillotina, etc., y la compran… Eran tiempos en los que empezaba a cambiar el mundo de la impresión. Era una mina porque se tiraba todo y poco a poco han conseguido una colección que tienen unas 100 piezas… Iban casi como chatarreros… Visitan museos de Francia, de otros países, para ver como eran algunas máquinas. Joaquín, con maderas, construía luego algunas prensas de las que veía, como una prensa de gabinete del siglo XVII.

A la empresa se unió su hermano Manolo. Consiguieron un chivalete, etc... Es una historia con mucha ilusión y bastante obsesión. Muchas de estas máquinas, que eran unas auténticas joyas, se ofrecieron a instituciones y estas no las quisieron. Cuenta que iban una vez a sacar una máquina de un cuartel de Barbastro y la guardia civil les  tomó la filiación porque pensaban que eran ladrones… Lo han pasado bien pero también han sufrido mucho…

La colección no tiene sitio donde poder exponerse. En el ayuntamiento de Huesca le ofrecieron un sitio pero no está nada claro… No es una colección solamente, es algo más, tiene teletipos. En la colección se quiere contar la trayectoria de la imprenta desde Gutemberg hasta Internet. El premio es muy merecido -dice- y les va a servir para despertarles otra vez la ilusión por las máquinas… y agradece a los asistentes, a los familiares de Joaquín  y a APUDEPA la asistencia.

Rosa Campos le ofrece un edificio en Tiermas, cuando la DGA revierta el viejo pueblo de Tiermas a sus antiguos pobladores…

Se acercan Rafa Cabeza e Isabel Gimeno, miembros de APUDEPA y entregan dos hermosos grabados de Iris Lázaro, uno a cada uno de los premiados. Iris Lázaro es la compañera de Eduardo, al que ha apoyado en sus numerosas aventuras, y también una magnífica pintora que ha expuesto en numerosos países.

Los galardonados dan las gracias y hacen algunos comentarios:

Joaquín: alguna vez casi me he pegado fuego con los productos químicos con los que trabajo…

Rafael: tenemos también Vietnamitas y máquinas del Paris-Match.

Joaquín: Es la colección sobre la imprenta y las telecomunicaciones, tenemos teletipos alemanes…

Eduardo: En algunas exposiciones que se han celebrado en Zaragoza, han cedido máquinas, como una de la UGT en la Lonja…

Belén: También queremos dar las gracias a la colaboración de Iris Lázaro, que agradecemos muchísimo. Somos defensores del patrimonio y seguiremos adelante. Queremos que las cosas se hagan lo mejor posible y que no se malgaste el dinero, pues se dan malos pasos y gastos que podrían derivarse a otras partidas, muchas cosas se hacen mal… Nosotros siempre nos inspiramos en nuestras actuaciones en la legislación y los organismos internacionales. Queremos alertar que las cosas  no se están haciendo bien en patrimonio. Estamos convencidos  que la orientación que lleva la administración no es la adecuada. El premio Tocho, explica, es a la deficiente labor global del Director General de Patrimonio Cultural que, en síntesis, permite la sumisión del legado cultural aragonés a objetivos del Gobierno y de particulares ajenos al interés público cultural.

Carlos Bitrián habla del premio Tocho. Explica que todos los años el premiado con el Tocho no viene pero envía una carta y este año, ni eso. Hace un recorrido a los premios Tocho, que se le ha dado a Velasco, consejero de obras públicas, por el desastre de la Estación de Canfranc; a la constructora Orni, por el desastre del Tubo; a la Consejera de Cultura Eva Almunia, por el desastre del Teatro Fleta y este año al Director General de Patrimonio, por el desastre del Censo.

Apudepa es una asociación transparente. Habla de los escándalos del Teatro Fleta, de la Escuela de Artes, de la Estación de Canfranc, de cómo hace muchos años también las autoridades trataban mal a los defensores del patrimonio, y ponía el ejemplo de la Torre Nueva y su derribo, de cómo algunos ciudadanos sensibles sí que se opusieron… pese a que la prensa pudo más y cómo ahora el historiador, en este caso Guillermo Fatás, explica claramente cuáles fueron los verdaderos motivos de los turrricidas…

Arturo Ansón comenta que se sabe perfectamente quienes fueron los turricidas.

Rafael dice que las máquinas antes estaban en Santa Isabel  pero ahora las tienen en unos locales en Zaragoza. Tienen controladas algunas máquinas para ver si las pueden conseguir. Cuenta que estuvieron un año intentando conseguir una estereotipia, hablando con el gerente de la Voz de Galicia, y cuando van a recogerla, les dice que el jefe de taller hizo limpieza y había tirado esa máquina a la basura. Una máquina única.

Joaquín cuenta cuestiones técnicas de las máquinas y Rafael  comenta que se ha ido documentando mucho para ir reconstruyendo algunas de las máquinas que tienen. Dice que la única imprenta auténtica de madera que queda es la de la Cartuja de Valldemosa.

Para acabar el acto, Carlos y Belén hacen referencia a la vergüenza que es que se quiera derribar unos pabellones de la Institución Libre de Enseñanza en Madrid. Belén comenta que Zaragoza y Granada son de las ciudades que más patrimonio cultural han perdido, como reconocen Chueca Goitia y Gaya Nuño y acaba cantando a dúo, con Rafael Bardají, una versión del Chiki-chiki, que dice así:

Golfea, golfea…

 

La Gran Scala

mola mogollón.

Lo bailan en La Almolda

y también en Castejón.

 

Dale Gran Scala

 a ese contratista,

y de la alegría

te hará una autopista.

 

Y la Gran Scala se baila así…

 

Uno, el pelotaso.

Dos el egipció;

tres , el baturrico,

cuatro el mogollón…

Rafael Bardají hace un comentario sobre ciertas actuaciones en el Pirineo, y dice que además de salvar al quebrantahuesos, hay que salvar al hombre en el Pirineo, que es una especie amenazada, no se sabe si como justificando que se puedan hacer algunas actuaciones no muy correctas con el patrimonio…..……  La frase, que a veces se utiliza como justificación, puede levantar ampollas…

Poco después se da por acabado el acto. Nos despedimos. Ha sido interesante y ha estado bien. Quizás un poco de bulla porque los “republicanos”, que estaban al lado, gritaban mucho y se oía en nuestra mesa… Rafael bromea con mucho humor sobre ello.

Me voy andando con Rafa Cabeza hasta el Paseo de la Independencia, comentando aspectos variados. Hablamos de que el poder ningunea a los que protestamos de palabra, como pasa con los abusos que se hacen en los comercios y servicios….  Se  protesta, pero si no queda constancia por escrito de la protesta, si no ponemos una queja, o rellenamos la hoja de reclamaciones, no nos hacen ni caso. Es lo que pasa en APUDEPA, que ya nos hemos cansado de protestar solo de palabra, de ser revolucionarios de salón, de quejarnos y no hacer nada más… Hay que denunciar, es lo que aconsejan en las oficinas de defensa del Consumidor, exigiendo nuestros derechos y el cumplimiento de la ley… Eso supone simplemente que enfrentarte al poder, diciendo que no están cumpliendo la ley, es suficiente para que te descalifiquen con la retahíla de epítetos que sueltan a muchos grupos de gente que protesta: que somos unos fundamentalistas, integristas, talibanes, que vamos contra el progreso........ hasta Juanjo Vazquez nos llamó terroristas….. en fin. Golfea, golfea...

1 comentario

Socia de Apudepa -

Gracias por esa crónica tan detallada. En la cena de Premios se van sucediendo las cosas tan rápidas que leerlo ahora es volver a saborear el buen rato.