Los baños judíos de Zaragoza Bien de Interés Cultural, otro varapalo
Los baños judíos vistos desde la cartelería que los anuncia en el Coso 126-132. Foto Apudepa, 2009
El día 30 de marzo editaba Heraldo de Aragón un interesante artículo sobre la surrealista situación actual de los baños judíos de Zaragoza, Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento Nacional. La adquisición por el ayuntamiento de Zaragoza desde el 2006 está en punto muerto: desde el 2007 no se emiten dos de los correspondientes informes de justiprecio sobre el precio del suelo donde están situados los baños. Así que el expediente está varado como ballena en la playa y CHA no se conforma y anuncia acciones ante el Justicia y el Parlamento.
Lean el artículo de Mariano García transcrito aquí por su interés y no dejen de leer la coletilla final, porque al parecer los vestigios que quedan fueron trasladados piedra a piedra a su lugar actual, al construirse el edificio que está encima, ¡qué bárbaros!, ¡que incapacidad de resolver bien lo que desde un principio tenía que haberse resuelto de acuerdo a la cultura que teóricamente representan nuestras instituciones! Con gestores como estos ruina para todos.
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Heraldo de Aragón 30/03/2012 La musealización de los baños judíos, en punto muerto
El Ayuntamiento espera hace más de un año los informes de los expertos que tienen que valorar el precio de los restos CHA acudirá al Justicia de Aragón y al Parlamento
por Mariano García
ZARAGOZA. La situación de los baños judíos de Zaragoza está empezando a agotar todos los calificativos, pero una cosa está clara: desde hace más de un año está en punto muerto. No se ha movido ni un solo papel. Han pasado casi seis años desde que en julio de 2006 el Ayuntamiento de Zaragoza adquiriera parte de un local comercial en el Coso 126-132 con el objeto de permitir el acceso y la visita a los restos, y lo único que hoy se puede ver de ellos es la fotografía de gran tamaño que se pegó hace meses en la cristalera. La situación se ha atascado en el proceso de expropiación de los restos históricos propiamente dichos. Como es preceptivo en la expropiación de un Bien de Interés Cultural, una comisión de académicos, integrada por un representante del Gobierno de Aragón, otro nombrado por el Instituto de España y un tercero elegido por los propietarios, tiene que fijar el precio que se ha de pagar por los vestigios. I.a comisión fue nombrada en junio de 2007 pero, por distintos avatares, no llegó a reunirse en Zaragoza hasta abril del año pasado. De momento, y que se sepa, solo uno de ellos, Miguel Beltrán, designado por el Gobierno de Aragón, ha emitido informe. Fuentes municipales aseguran que faltan los de Rafael Manzano (presidente de la comisión, nombrado por el Instituto de España) y de Ángel Rodríguez (elegido por la propiedad). Este periódico intentó ayer, sin éxito. Que Rafael Manzano explicara los motivos del retraso. Desde el 2007 al 2011, el tiempo se fue en decidir quién tenía que convocar a la comisión (el Ayuntamiento, que es parte interesada, no está representado en ella) y en la sustitución, por razones de salud, de especialista elegido en un primer momento por los propietarios de los restos. Chunta Aragonesista, por medio de su concejal Juan Martín, denunció hace unos días una situación que considera «no ya un funcionamiento anómalo de la Administración, sino un funcionamiento desquiciante». "Vamos a acudir al Justicia de Aragón y, por medio de Chesús Yuste, plantearemos en Madrid una pregunta parlamentaria por la actuación del Instituto de España y su representante".
Sin pagar el justiprecio
Pero, aparte de este expediente, hay otro abierto en el proceso previo a la musealización de los Baños Judíos. Y es la compra de los 56,58 metros cuadrados de superficie en el sótano -2 del edificio del Coso Bajo, donde se ubican, rara el Ayuntamiento de Zaragoza ese espacio valía 74.904 euros; para los propietarios, 312100. Tras un complejo proceso judicial, el Juzgado Provincial de Expropiación Forzosa fijó en 78.649, 20 euros el justiprecio que deberá satisfacer el Ayuntamiento de la ciudad. Aunque la situación ya se ha desbloqueado judicialmente, desde hace año y medio que se conoce la sentencia no se ha hecho efectivo el pago estipulado. Esa superficie no es todavía de propiedad municipal. «CHA pedirá que los presupuestos municipales recojan la cantidad de 78.649 euros para pagar el sótano y que se empiece ya el proyecto museístico», asegura Juan Martín. La oportunidad de hacer visitables los restos de los antiguos baños judíos de Zaragoza surgió a principios de 2004, cuando el local comercial ubicado sobre los vestigios (los antiguos Textiles Marín) quedó vacío. Gerencia de Urbanismo inició entonces los trámites para expropiar o comprar el espacio. Del edificio ubicado en el Coso 126-132 se adquirieron 142,07 metros cuadrados de la planta calle, 124 de sótano menos uno y 33,27 de la sótano menos dos, por un importe de 900.000 euros. No se llegaron a comprar los 56 metros donde están los restos, por la falta de acuerdo sobre el precio. Y en el litigio iniciado entonces siguen enmarañados los baños judíos. MARIANO GARCÍA
Los vestigios
TRASLADADOS PIEDRA A PIEDRA A SU LUGARACIUAL
Lo que se conserva en el Coso
es tan solo una parte de lo que
fueron los baños judíos de Zaragoza
Según se describe en
la ’Guía histórico-artística de
Zaragoza’, los restos, que aparecen
mencionados en documentos
del año 1266, constituyen
«una sala rectangular dispuesta
como si fuera un claustro.
con cuatro tramos en las
galerías cortas y cinco en las
largas, abovedados con crucería
sencilla y apoyando en columnas,
diez en total, para separar los del
espacio central,
también rectangular, y cubierto
con bóveda esquifada. Salvo
las columnas, con base ática y
capitel troncocónico invertido,
que son de alabastro, el
resto es de ladrillo». Esta sala,
al parecer, comunicaba con
otra pequeña, de dos tramos
abovedados asimismo con
crucería sencilla, que se destruyeron
en las obras del cdificio
actual. Los baños, según
subrayan los especialistas, son
obra mudéjar del siglo XIII,
con elementos formales cistercienses,
No están en su emplazamiento
original, sino que
fueron trasladados allí, al
construirse el edificio situado
encima*. M.G.
(la letra negrita es nuestra)
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